Capítulo 25: Liberación

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Capítulo 25: Liberación

Mansión Santangelo

Tres noches habían pasado desde que Damon había vuelto y que Lucy se había convertido en vampiro. Paul decidió que era mejor que se quedara en la mansión, para ayudarla a sobrellevar su dieta y su adaptación a esa nueva vida. Desde la noche del reencuentro, Lucy no había salido del cuarto de Damon, la tristeza le había ahuecado el pecho de tal manera, que no quería saber nada del mundo exterior. Decenas de llamas perdidas y mensajes sin leer en su celular, sus amigos estaban realmente preocupados. Paul apenas si se asomaba a la puerta del cuarto a dejarle algo de comida y sangre, de querer hablar o acercarse ella lo hechaba sin más.

Era de madrugada, el invierno rodeaba la casa. Lucy estaba ovillada en su cama, meciéndose sin poder dormir. Imitaba las copas de los árboles que se asomaban por la ventana, de una quietud total, a un respingo brusco. No tenía ningún interés en vivir, si la única razón por la que hubiera decidido hacerse eterna, ya no la amaba. Damon, a tan solo unos metros de distancia, seguramente ni se mosquearía por ella.

Saltó de la cama y salió con su pijama escaleras abajo. Tiritaba de miedo, pensando en la decepción, pero no podía seguir sin hacer nada, sabiendo que Damon estaba aislado y atado en el sótano. Llegó a la puerta donde se encontraría con él, puso una mano sobre ella y dió un gran suspiro, cerrando fuertemente sus ojos.

Abrió la puerta, miró en la penumbra sin divisarlo. Se adentró en la habitación abriendo los ojos, y allí, en un rincón, con apenas un atisbo de luz, estaba Damon, en el suelo y atado. Se acercó lentamente y acarició su rostro, Damon abrió sus párpados, mostrando sus ojos. Esos ojos grises que hacían de él una persona totalmente distinta, fría, distante. Lucy tragó saliva, tratando de evitar su cara de horror, y lentamente tomó las cuerdas y comenzó a desatarlo

- Qué estás haciendo? -

- Te estoy sacando de este lugar miserable, no te merecés esto-

-Y cómo sabes que no lo merezco?-

- Porque eres Damon Santangelo, mi novio, la persona que me salvó una y mil veces-

Dejó caer las cuerdas, Damon frotaba sus muñecas sin dejar de mirarla fijamente

- Si te dejo ir te vas a comportar?-

- Puedo derribarte en un segundo..-dijo él alzando una ceja-

- No ahora que soy una vampiro-

Damon trató de levantarse, estaba débil, hacía un par de días que no había bebido sangre. Lucy tomó su brazo y lo ayudó. Damon seguía mirándola intrigado. Se acercó a su cuello y le susurró

- Sabes? La sangre de vampiro no es particularmente de mi agrado, pero viéndola en tus venas se me hace agua la boca, hace días que no he comido..-

Ella lo miró desafiante y se apartó, haciendo la cabeza a un lado para exponer su cuello

- Si es lo que quieres, tómala entonces-

Damon frunció el ceño, aún en su nueva modalidad maléfica, la situación era ridícula

- No te importa que pueda llegar a matarte?-

- Si es lo que quieres, no, mi vida ya no tiene sentido y ya me cansé de estar encerrada llorando- dijo temblorosa-

Damon la tomó de los hombros y la colocó contra la pared, apretando su cuerpo al de ella. Olía su cuello agitadamente, mientras le decía

- Me estás desafiando Lucy?-

- Te lo estoy dando todo- musitó-

Los ojos de Damon se encendieron y la observaron con lujuria, Lucy podía temerle pero aún lo seguía amando con la misma intensidad, lo reflejaba en sus pupilas. Damon dudó por medio segundo, y luego undió su boca en la de ella.

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