Dude Looks like a Lady.

RUBIO.

Advertencia.... usted me llama y entonces voy, 

Jake Muyhombre es quien yo soy.

-Supongo que madure algo.- tomaba la botella y la hacía girar.

-Deja eso, me estas espantando.- Fugo la detuvo.

Giorno no nos ponía atención, se había puesto celoso... le conté sin querer, como una broma de amigos, que me retaron a besar a Trish Una... mientras la raptamos. No sabía quién era Trish Una, fue la primera vez que no vi un reflejo en sus ojos.

-Me voy. Que buena jugada a todo esto.- Fugo se levantó.-Los quiero par de niñas.- estaba ebrio, se fue tambaleándose.

-¿Amigo estas bien?- yo también había tomado algo.

-Si, amigo.- me miró.

-A quien esperas.- lo sabía.-Contestó Giorno.

-¿Sabes quien es el padre de Trish Una?

-Creí que no la cono...

-No, pero se habla de ella.

-No importa quien sea.- me levanté a duras penas.-¡Soy un hombre! Además ya enfrente a tu padre... y...

-Solo escuchastes a ese "grupito cursi" con él y ya te crees su...

-¿Su amigo?- acomplete después de unos minutos de silencio, a mi pequeña mariquita siempre le ha afectado que diga esa palabra, pero lo nuestro fue un juego de niños.

-Me voy.- dijo al fin, solo vigilaba para que ninguno nos siguiera después de aquella idiotez... era un juego, era otro juego de niños.

-Lo siento.- lo mire en el umbral de la puerta.-Pero hace tiempo que...además tu mismo...

Giorno comenzó a llorar.

-No estaba jugando.- dijo entre respingones.-No me gustan los juegos, las bromas y los chistes.... pero terminé amándote.- me miro.- Siempre seremos amigos...¿verdad?- me sonrió, pero nunca esa palabra habría tenido tanto peso en mi.

-Yo apenas comienzo con el acto y ya estas de criticón.- me acerque a él y lo abrace tan fuerte.

-Dame cobijo.- murmuró.- Si somos ami...- se detuvo.-Si somos amigos, lo sabre...sabre si me disparas con un arma...o me das tu cobijo.

***

-Maldita sea Giorno, hazlo más lento.- se arrodillo ante mi.-No hay prisas, nadie nos sigue.

Jadeante miro el piso y volvió, yo solo jugaba con sus cabellos rubios.

-Rubio.- miro a verme, lo aparte de mi.-Rubio, yo no soy tu rey para que te arrodilles ante mí.

-Quien te entiende, primero...- me besó tan apasionadamente.-Me dices que me tranquilice, que lo haga más lento, que no quieres más.- volvió a besarme.-Quiero sentir tu cobijo, Moreno.

Me mordio el cuello bajo la oscuridad de esas tierras baldías, grite, nadie más que él podía escuchar mis gemidos. Comenzó a quitarme la ropa tan lentamente, sus suaves manos se toparon con mis pezones.

-Más lento.- y el acato.

Sus labios volvieron a posarse en mi, como aquella vez, tan torpe, pero el efecto siempre va a ser el mismo conmigo...

-Dame tu cobijo.- volvió a decir.

-Rubio.- ahora era yo quien los sostenía de las piernas y le besaba el pecho, sus pezones rosados y brillantes me enloquecen. Su cadera se comenzó a frotarse a mi, poco a poco, se movía hasta dejar una pierna suya con mi entrepierna y viceversa. Comenzó a rozar su ya duro miembro con mi pierna.-Rubio.