Emma aún estaba conmocionada por lo que infiernos sea que Chris le hubiera hecho con su mordida, cuando suavemente le ayudó a entrar a la Durango.
Sus manos temblaban tanto que ni siquiera podía ponerse el cinturón de seguridad sin ayuda.
Nunca se había corrido tan duro en toda su vida.
Y él ni siquiera la había desnudado.
Trató desesperadamente de ignorar la vocecita que le preguntó que si era tan bueno en posición vertical y vestida, ¿cómo se sentiría con él desnudo y dentro de mí?
Se estremeció.
— ¿Estás bien emma trató de ignorar la forma en que sus mejillas se calentaron, en lugar de centrarse en la diversión del ronroneo que podía oír en su voz.
—Estoy bien—,chilló ella.
Aclarándose la garganta, lo intentó de nuevo. —Yo, eh...— Su voz se apagó mientras Chris tomaba su mano en la suya, colocándola en su muslo duro.Tuvo que aclararse la garganta otra vez, sacudiendo la cabeza violentamente para ver si podía conseguir que sus células cerebrales empezaran a trabajar otra vez.
—Ah, el sábado... ¿A qué hora recogerás los trajes? Chris sonrió perezosamente.
—Iré a la tienda de disfraces mañana por ellos, no te preocupes por eso. — ¿Cuándo me lo darás? Chris se quedó en silencio por un momento, obviamente pensando.
— ¿Becky usaría un traje de un admirador secreto, o sería mejor viniendo de ti?Emma se mordió el labio, con su atención una vez más centrada en el problema de Becky y no en el problema alto y guapo a su lado.
—No estoy segura. Si yo le dijera que le conseguí el disfraz, ella podría sentirse más cómoda usándolo.Chris sonrió. —Hagamos eso, entonces—Movió sus hombros hacia atrás y su cabeza se inclinó mientras la miraba brevemente, con la determinación en sus ojos limpiando completamente el humor de antes.
Parecían brillar dorados al pasar pordebajo de una farola de la calle antes de que se volviera a la carretera.
—Ahora vasa explicarme por qué llevas tu gas pimienta en el bolsillo—Esa extraña nota de orden estuvo de vuelta en su voz mientras se alejaba de Noah’s, exigiendo una respuesta.
Emma se encogió de hombros e hizo caso omiso de la necesidad de bajar su cabeza.
—No hay razón, creo que una mujer sola debe llevar protección y no me gusta la idea de las armas.
—No me mientas, emma
La barbilla de emma se levantó. —No te estoy mintiendo
—Ella olfateó. —No me gustan las armas.
— emmañ—, gruñó él.
—Oh, bah, no me asustas, así que deja de gruñir—, bostezó.Se volvió para mirarlo. —De todos modos, ¿Becky debe llevar su propia espada, o sería mejor que llevara una de juguete?
La mandíbula de Chris se movió, como si estuviera rechinando los dientes.
—Puedo averiguarlo. ¿Prefieres decirme, o debo buscar?
—Wow—, sopló emma .
—He oído hablar de eso, pero en realidad nunca lo había visto.
Él la miró con curiosidad por el rabillo de su ojo.
— ¿Visto qué? —En realidad hablaste con los dientes apretados.
No creo que nadie realmente lo haga, ¿sabes?
Él se detuvo y estacionó el coche. — emma, ¿por qué no quieres decirme lo que pasó?
—Oh, vaya, ¿Tal vez porque no es de tu incumbencia?Su quietud la sorprendió, ella ni siquiera estaba segura de que estuviera respirando por un momento.
Cuando él volvió la cabeza con una lentitud exagerada, se dio cuenta de que finalmente había conseguido cabrearlo.
—Todo en ti es de mi incumbencia emma .
Ella se sorprendió por el tono peligroso de la voz. — ¿Chris?
—Eres mía, emma, y protegeré lo que es mío.Su boca se abrió con incredulidad. — ¿Qué?
Él puso el coche en marcha, con un chirrido de neumáticos.
—Ya me has oído.
—Uh, perdón, pero un secuestro con comida ¡No hace a emma de tu propiedad!
—Llevas mi marca.
Ella parpadeó, totalmente confundida.
La luz salvaje en sus ojos no había disminuido.
La Durango rugía mientras Chris conducía como un murciélago salido del infierno hacia las afueras de la ciudad.
— ¿De qué diablos estás hablando?
— Te mordí.
— ¿Y? ¿Crees que eres el primer chico que me da un chupetón? ¡Mieda! —emma agarró la puerta mientras chris daba un giro a alta velocidad.
—No creo que necesite oír de ti y de otros hombres en este momento, emma.
— ¡Vale, está bien! ¿Podrías reducir la velocidad, por favor?
Chris desvió la mirada de la carretera el tiempo suficiente para verla mirándolo fijamente.
Con un suspiro desaceleró.
—Mira, sé que estás confundida.
—No, creo que tú eres el que está confundido. ¿Has olvidado tomar tu medicación hoy? ¿Es eso? ¿Te convertiste en un chico-psico, mientras estuviste en la universidad? Chris pasó una mano impaciente por su pelo.
—Esta no es la forma en que quería hacer esto—, murmuró con voz ronca.
—Mira, te prometo que no me pondré celosa de las voces que sólo te hablan a ti,¿de acuerdo? Chris salió del camino principal hasta llegar a una calle lateral, moviendo la cabeza.
—emma, tenemos que hablar.
El tono de su voz la hizo sentarse.
Su voz sonaba… extraña, como si supiera que lo que tenía que decirle era algo que ella no querría oír.
—Hablamos.
Hablamos durante toda la cena.
¿Por qué estamos en medio de la nada hablando, por cierto?
Él suspiró. —Porque hay ciertas cosas que puedes querer ver que no puedo mostrarte en el centro de la ciudad.
—Uh-ajá. Creo tu cosa puede pasar sin ser vista esta noche.
La Durango se sacudió deteniéndose. Hubo un silencio atónito por un momento.
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Mi puma SERIE HALLEPUMAS 1(Terminada)©
General FictionArgumento ¿Estará lista Emma para una mordida? Emma Carter ha estado enamorada de Christopher Cannon desde la escuela secundaria,pero él apenas supo que existía. Ahora ella dirige su propia tienda de artesanía, y por fin sale de su caparazón y por...