¿Por qué? - Paperhat (DrFlugxBlackHat)

Cuarta Parte

    Solté una maldición al echarme un poco de alcohol en una pequeña herida en mi brazo. Demonios, era fuerte. Me dolía todo el cuerpo. Me gustaría acostarme a descansar un poco tras curarme, pero tengo a BlackHat, o a quien quiera que sea, atado. Debo avisarle a Demencia. Tras ajustarme la venda me levanté y empecé a buscar a Demencia. Estaba caminando por un pasillo cuando escuche un llanto. Abrí la puerta y vi a Demencia llorando y sorbiéndose la nariz mientras comía helado. 

—¿Qué demonios pasó Demenc..

—¡F-flug!— me interrupió ella, con una exclamacion y una voz ronca de tanto llorar, mientras me miraba con unos ojos rojos e hinchados. Nunca la había visto tan mal (excepto cuando terminó su novela favorita)

—¿S-sucedió algo?

—B-BlackH-hat m-me di-j-jo que e-estab-ba despe-dida— logró hablarme entre hipos.

—¿¡Qué?! Pero el no puede hacer eso, después de todo lo que te hicimos el no puede...

—D-dijo que s-soy una m-molestia y que n-nadie m-me que-rria jam-as

—Pero.. Espera... ¿Cuando te dijo eso?

— H-Hace u-un m-momento

— Eso no es posible. Yo lo até..

—¿¡ L-lo a-ata-taste?!

— L-larga historia.— me levanté.

    La oí preguntar hacia donde iba pero no tuve tiempo de responderle. Corrí hacía la oficina, ¿se había escapado? Era imposible, esta desmayado y bien atado.. Aunque podría haber roto las sogas perfectamente, es muy poderoso. Corrí asustado y preocupado. Al llegar lo encontré justo como lo había dejado. 

Estaba muy confundido. ¿Cómo es que Demencia lo había visto? No lo entiendo. Escuché un quejido. Me dí vuelta. BlackHat había despertado.

—Agh... ¿Qué mierda pasó?... ¿Dr. Flug? ¿Que coño esta pasando?

¿Estaba fingiendo?

—S-sabes muy bien lo que hiciste.

—¿De que mierda estas hablando? ¿Y que imbécil me ató?

 Empezó a intentar desatarse.

—¡N-No te muevas!

—¿Huh? —Levantó la vista y parpadeó unas cuentas veces. Abrió los ojos en sorpresa.—¿¡Qué mierda te pasó a ti!?

—S-sabes lo que hiciste.

—¿Qué? Yo no te hice eso, yo estaba... Oh no. Mierda. Mierda. Mierda. 

—¿Eh?

—Demonios.. Desatame así empiezo a arreglar esto lo mas rapido que pueda.

— N-No te desataré.

— Agh Flug no seas idiota, desatame. Yo no fui el que te hizo eso.

Me acerqué a él.

—¿No? Pues yo recuerdo perfectamente el verte golpeandome, es más aún lo siento.

Se veía apenado.. NO. No me debo dejar engañar.

—¡No! Es decir.. fue mi cuerpo.. pero no fui yo.. ¿Enserio crees que yo te haría eso imbécil?

—Sí. Me estas insultando en este instante. No sería la primera vez que me has golpeado.

— Agh. No lo entiendes.. Yo...

—¡No! Claro que no lo entiendo, soy un idiota de todas formas, ¿verdad? Un imbécil. Jamas perdonare que hayas matado a mi familia.

—¿Matado a tu familia? ¿Eso es lo que te hizo creer?

— No te hagas el idiota.

BlackHat lanzó un suspiro cansado. Lo miré con rabia. 

—Yo no maté a tu familia.

Me miró a los ojos. Intenté apartar la mirada, pero se veía en verdad.. ¿inocente? No, él me estaba haciendo creer esto. Obviamente estaba usando alguna de sus artimañas para que lo desate. Aparté la mirada molesto.

—Demonios.—masculló. Y antes de que pudiera evitarlo, sacó un mini tentaculo extraño de su espalda y corto sin dificultad las sogas. Se levantó y se me acercó.

—¡N-no te acerques!—No había agarrado nada para defenderme. Se me estaba acercando y  no sabía que hacer y... me besó. No fue perfecto. Fue brusco y corto. Pero esa era su manera de decirme que era el BlackHat que conocía. Y fue suficiente para que le creyera.

Mis mejillas ardieron y el simplemente caminó hacia la puerta.

— Es un villano, enemigo mío. Solíamos colaborar para intentar dominar el mundo. Se obsesionó con un arma demasiado poderosa. Resumiendo, lo destruí. O eso creí. Hay que tener cuidado con el, es peligroso. Sabes que no trabajo con inútiles o humanos puros. 

— P-pero...

—¿Sabes donde esta?

   Asentí nervioso y le explique como Demencia lo había visto hace un momento. Sin decir una palabra más se dirigió a la puerta y con la mano me indicó que lo siguiera. Recorrimos un largo pasillo que llevaba a la cocina y al laboratorio. Al contrario de lo que creí, entramos a la cocina. Decidí que era mejor no preguntar, aún me dolía la cabeza y probablemente a él también. Después de todo, le había quebrado un jarrón en la cabeza. 

  Observé atentamente como abría el refrigerador y se comía absolutamente todo lo que había. No tomaba pausas para respirar. Ni para masticar. 

   Terminó con un gran eructo y luego me miro con una sonrisa un tanto burlona.

— Estoy listo para la acción.