27 - Sangre en la sabana (Parte 2)

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Cuando la yema de mis dedos reconoce ese palpitar tan sutil en la parte interna de su muñeca, todo el aire que tenía contenido en mis pulmones es liberado en un gran suspiro aliviado. Con las esperanzas renovadas, pero a flor de piel, corro en busca de agua, al lago más cercano posible, el cual no queda tan lejos de donde nos encontramos; y mojo su frente, su cuello, le vierto un poco del líquido entre los labios. Y cuando la bebida hace contacto con su paladar, él abre los ojos de par en par.

—Por el amor de dios, gracias al cielo estás vivo —digo con dificultad antes de tenderme a su lado y respirar un par de veces para aligerar el nudo que tenía formado en mi estómago. Él tose un par de veces, y se agarra una costilla mientras suelta un gemido de dolor.

— ¿Puedo sab...er, qu...é diablos haces a...quí? —me pregunta entre jadeos.

Recuerdo con un sabor amargo a Kiara siendo prisionera de los huesos pálidos de animales muertos, con una preocupación inmensa teñida en el rostro y las mejillas húmedas de tanto llorar, y me pongo de pie de un salto.

—Levántate —ordeno dando un aplauso que lo sobresalta—, Kiara está en problemas.

Sus ojos se abren alarmados cuando se lo digo y se incorpora rápidamente, eso sí, sin disimular una mueca de dolor.

— ¡¿Qué ocurre?!

Siento un ligero escocer dentro de mí al notar el terror que se ha instalado en su expresión ante la idea de que la princesa esté en peligro, estoy a punto de dibujar una sonrisa triste pero me la ahorro y le hago un gesto con la cabeza para que me siga.

—Me temo que sólo quiere verte a ti...

Él me mira con desconfianza y se saca una cuchilla del bolsillo mientras me muestra los dientes en señal de advertencia.

— ¿Cómo sé que esto no es una trampa?

Ruedo los ojos sin tener demasiada paciencia y levanto mis brazos en señal de rendición, sacándome el arma del pantalón y entregándoselo. Él lo coge algo incrédulo, se lo guarda y con sus ojos escanea mi cuerpo en busca de cualquier otra cosa con la que pudiera hacerle daño. Al no encontrarla, comienza a caminar junto a mí.

—Andando.

Nuestra caminata es silenciosa, rodeada de una atmósfera incómoda y tensa, pero me vale un demonio mejorarla. Sólo hago esto por Kiara. Kovu cojea un poco, y he notado un par de veces que cierra los ojos por los mareos que le vienen. Supongo que lo golpearon en la cabeza y por eso quedó noqueado bajo el árbol, y tal vez lo golpearon un poco más, pues parece muy adolorido. Pero no se queja, y sigue el camino, algo apresurado.

Al llegar al cementerio de elefantes, echa una ojeada a nuestro alrededor para asegurarse por última vez que esto no es una trampa, y finalmente decide entrar. Pero antes de que lo haga, carraspeo y se lo digo:

—Eh, tío —lo llamo sin hacer contacto visual, disimulo mis nervios mientras juego con mi pie, dibujando círculos en la tierra seca—, tienes suerte que Kiara te quiera... Y creo que la quieres tú igual.

Él me mira con cara de "¿es eso una disculpa?", sin embargo no pienso aclararle nada.

—Gracias por ayudarme allá en el bosque —responde.

Entonces se voltea y entra en la cueva, conmigo siguiéndole los pasos mientras le guio en voz baja sobre la ubicación de la princesa.

Cuando Kiara escucha pasos, ni siquiera se inmuta. Sigue con la cabeza enterrada entre las rodillas, hasta que Kovu pronuncia su nombre y ella se levanta de un salto. Una sonrisa llena de esperanza y tranquilidad se dibuja en su rostro, y corre hasta las rejas para estar más cerca de él.

Cazando Entre Estrellas (Upendi - KOVUxKIARA humanos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora