Capitulo 2

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--Si hay alguien a quien no debes enfadar ese es JJ.

--Porque tiene un plan malévolo -susurro Emil.

Del inframundo el rey
Siempre mostró malvada
actitud.

Es muy perverso
y también cruel

Con el barco de la muerte, cruzó el mar repleto de almas que intentaban hacerlo caer más fueron detenidas por las llamas del dios quien con una sonrisa de satisfacción sopló a su dedo humeante.

Has de creerlo tu.

Llego a su "hogar" lanzando carne a los grandes perros guardianes de la entrada, estos destrozaron con sus afilados dientes aquel pedazo de procedencia desconocida.

Tenía un plan de gran
destrucción

Sin virtud.

Apenas puso un pie en su "templo", llamo a sus leales sirvientes.

--¡Leo! -el demonio salió de su escondite, bajando las escaleras tan rápido como sus piernas permitieran.

--¡Enseguida su alteza! -lamentablemente tropezó en un escalón y cayo.

--¡Guang!

--¡Voy, lo siento! -Guang también tropezó al bajar los escalones y cayo justo al de Leo, quien lo reviso rápidamente, viendo que su amigo no tuviera heridas lo ayudo a levantarse y reverenciaron a su amo.

--¡Leo/Guang reportandose señor!

--Bien, bien... sólo avísenme cuando las arpías estén aquí.

--Señor.

--Ellas ya llegaron.

--¿¡Las arpías llegaron y no me lo dijieron?! -bramó el dios completamente furioso.

--¡Lo sentimos! -se arrodillaron y arrastraron como gusanos, aquella acción le complacía al dios.

--Sólo recuerden que quemare a ambos cuando acabe.

Antes de cualquier otra acción, JJ sólo suspiro y camino a una de las salas.
Leo abrazaba a Guang intentando consolarlo, mientras revisaba sus cuernos y cola.

En la sala principal, tres bellas mujeres con capucha veían en un espejo a una señora sonriente con su hijo. Una de ellas tomo el hilo, y otra unas tijeras, la última sólo alentaba a las otras dos a acabar con su vida.

--Vamos.

--Tensalo bien.

Apenas el hilo fue cortado, un grito desgarrador se escucho por todo el lugar.

--¡Orden en camino!

El alma de la mujer cruzó por la mirada atenta de JJ hasta llegar al pozo, que cada vez se llenaba más y más, para su suerte su capacidad era infinita.

--Un gusto señoras, se me hizo algo tarde y...

--Sabemos -comentaron las tres al mismo tiempo- porque lo sabemos todo.

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