Cap.2 Gracias

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Si algo no le gustaba a Sans era dejar cabos sueltos, por muy flojo que fuera quería llegar al fondo del problema, además de que su conciencia no lo dejaba descansar si había alguien en peligro de por medio. Aquella niña frecuentaba mucho el Monte Ebott, el cual era un lugar  sumamente peligroso si era verdad lo que le había dicho Papyrus, así que solo por una vez Sans decidió dejar su flojera de lado y solucionar el problema para poder dormir tranquilo.
-¿A dónde vas Sans?-pregunto Papyrus a su hermano el cual se ponía su chaqueta.
-Iré a dar una vuelta-dijo Sans y salió por la puerta sin decir nada más.
El chico de pelo blanco se acercó al edificio que hacía centro en el pueblo, la estación de policía, hacía mucho que no iba a ese lugar y por supuesto la última vez que estuvo allí no era algo que quisiera recordar, aun así entro por la puerta tragándose toda la amargura que le provocaba el sitio. Sans se sentó en uno de los bancos que había dentro del edificio.
-Hey Sans ¿Qué pasa?-un chico de cabello negro con betas blancas vestido de policía se le acerco a Sans para saludarlo.
-Hey ¿Qué hay Doggo?-dijo Sans levantándose y haciendo un choque de puños con el chico-¿Qué tal va todo?-le pregunto.
-Bueno, ya sabes, la jefa siempre es muy estricta con nosotros-Doggo suspiro agotado-¿Qué haces por aquí hoy?-le pregunto.
-Precisamente estoy aquí para ver a tu jefa-le respondió Sans a Doggo-Tengo un asunto que tratar con ella, acerca de lo del Monte Ebott.
-¿Quieres decir acerca del derrumbe de la cueva?-pregunto Doggo.
-Sí, en estos días una niña pequeña ha estado jugando allí, Papyrus me dijo que es peligroso porque todavía hay peligro de derrumbe así que venía a pedirle que reforzará la vigilancia por la zona-explico el chico de pelo blanco.
-Vaya Sans, eso suena mal, mejor pasa a hablar con ella, está en su despacho-le indico Doggo al escuchar la historia.
-¿En serio?-pregunto Sans y Doggo solo asintió con una sonrisa-Gracias bro, te debo una-le agradeció devolviéndole una sonrisa y se alejó hasta llegar a la puerta al final del pasillo. Sans se fijó y vio a Undyne sentada tras su escritorio mientras llenaba unos papeles. Al principio dudo en molestarlo pero luego recordó lo que podría estar en juego, debido a ello se acercó y toco la puerta para llamar la atención de la ya mencionada.
-Adelante-dijo la chica de pelo rojo recogido en un moño sin alzar la vista.
-¿Qué hay Undyne?-saludo Sans de forma informal a la jefa de policía la cual solo suspiro al ver de quien se trataba-Como siempre trabajando arduamente, eres la ley, ¿Entiendes? Porque eres policía y…-al principio río con su propio chiste malo pero al ver que Undyne solo se cruzó de brazos con una expresión de disgusto decidió dejar de reír.
-¿Qué quieres Sans?-le pregunto la chica de pelo rojo-Si vienes para preguntarme cuando voy a incluir a Papyrus en las fuerzas policiacas te diré lo mismo que a él: Aun-no-está-listo-dijo poniéndose en pie y tomando un sorbo de té de una taza azul con forma de pez.
-Te equivocas, no vine por eso-dijo Sans poniendo una ligera expresión de preocupación y al verla Undyne le presto toda su atención.
-Te escucho-hablo la pelirroja haciéndole una seña para que prosiguiera.
-Verás, hace unos días cuando estaba en el monte Ebott vi a una niña allí, al principio pensé que sus padres no la dejarían ir mas debido a la advertencia acerca del derrumbe…-le explico el peliblanco-…pero parece que ella sigue frecuentando ese lugar-Undyne levanto su mano para que parara de hablar.
-Espera Sans, eso que me dices es imposible-le hablo Undyne mientras se volvía a sentar-Dogamy y Dogaressa han estado vigilando el lugar y no han visto entrar ni salir a ninguna niña-le explico ella.
-Pero…-hablo Sans pero fue interrumpido nuevamente por Undyne.
-Mira Sans si tanto te preocupa esa niña has tú mismo la vigilancia-le contesto la chica de manera fría-Mi equipo hace lo que puede-la jefa de policía volvió a sumergirse en el papeleo.
-Bueno, creo que mejor me voy-Sans hablo tratando de fingir una sonrisa-Nos veremos por ahí-salió del despacho y camino hacia la salida, al estar afuera saco la caja de cigarrillos, tomo uno y lo puso en su boca-De que ayuda fue la Jefa Cascarrabias-encendió el cigarrillo, tenía que admitir que en ese momento estaba algo disgustado debido a la pérdida de tiempo que había sido pedir la ayuda de Undyne.
Por otro lado Papyrus, al ver que Sans no realizaría las compras se había dado por vencido y había ido el mismo al supermercado. Cuando no se encontraba entrenando con Undyne para ser parte de la policía de Overtale, el peliblanco de ojos dorados realizaba todos los quehaceres del hogar, porque si él no las hacía de seguro su hermano mayor tampoco se tomaría la molestia y acabarían viviendo en un vertedero.
-Desearía que algún día mi hermano dejara de ser un vago-salió del supermercado con las bolsas de las compras, mientras iba de camino a casa paso frente a la librería y en la vitrina vio que habían sacado una secuela de uno de sus libros favoritos: La aventura del conejito blanco-¡Wowye!-exclamo mientras pegaba la cara al cristal haciendo ojitos brillantes-Nunca pensé que sacarían una secuela, tengo que comprarla-saco su billetera y el dinero le alcanzaba justo, a pesar de ser un adolescente la mentalidad del menor de los hermanos era la de un niño pequeño. Emocionado entro en la tienda y tras comprar el libro salió con el mismo entre las manos con una expresión de orgullo y satisfacción. Anduvo un poco hasta llegar al parque del pueblo, tenía que atravesarlo para llegar a su casa. El lugar siempre se mantenía desolado, a las personas del pueblo le causaba mala impresión aquellas flores celestes que brotaban a ambos lados del camino. El menor de los hermanos caminaba lleno de orgullo, como un niño pequeño al que le dan un juguete nuevo, hasta que algo lo detuvo.
-Vaya, vaya, pero si tenemos aquí a mi idiota favorito-el comentario molesto un poco al menor de los hermanos el cual volteo molesto.
-¿¡Quien osa a hablar de semejante forma irrespetuosa al gran Papyrus, futuro miembro de la policía de Overtale!?-se defendió con orgullo.
Tras el habían siete chicos que lo miraban de forma amenazante, entre ellos había uno de cabello crema claro y ojos morados que se mantenía con una mirada desafiante y que mostraba algo de cinismo. Dicho chico avanzo hasta quedar frente a Papyrus y antes de que este reaccionara le arrebato el libro de cuentos infantiles.
-¿Pueden creer esto chicos?-el de mirada cínica volteo para mostrarles el libro a sus compañeros-El supuesto futuro miembro de la policía de Overtale no es más que un bebote-se burló y los  demás chicos también comenzaron a reírse.
-Creo que te estás pasando Asriel, vas a hacerlo llorar-le dijo uno de los chicos al de ojos morados en forma sarcástica.
-Más bien vas a hacerlo mojar sus pantalones-dijo otro y los demás rieron, sin embargo Asriel levanto su mano haciéndolos callar, el pobre Papyrus estaba cabizbajo, sonrojado a mas no poder por las burlas de los demás chicos y a punto de estallar en llanto.
-Ya basta chicos-Asriel hablo en un tono más amable mientras se acercaba a Papyrus-Lo sentimos mucho Papyrus creo que nos pasamos, solo estábamos jugando-se disculpó y le extendió la mano para devolverle el libro. El inocente Papyrus sonrió al escuchar las disculpas de Asriel, uno de los mayores defectos del menor de los hermanos era su ingenuidad, siempre confiando ciegamente en  los demás, y justo cuando estaba por tomar el libro el de ojos morados lo empujo haciéndolo caer sentado en un charco-¡Vaya! Parece que al final, después de todo sí que mojo sus pantalones-se burló Asriel y los demás chicos también rieron, las lágrimas comenzaron a correr por las mejillas de Papyrus el cual hacía lo posible por qué no lo vieran llorar-¿Qué pasa? ¿Necesitas que tu hermano el flojo te consuele?-hablo Asriel con un tono de voz burlón mientras hacía imitaciones de pucheros-Un idiota como tú nunca llegara a ser parte de la policía de Overtale, de seguro Undyne solo te tiene lastima-las crueles palabras del agresor herían el corazón de niño de Papyrus.
-¡Deténganse!-se escuchó una voz y la pequeña de la toga se acercó corriendo al lugar para pararse en medio de Asriel y el derrotado Papyrus. El agresor miro con desprecio a la recién llegada, que solo se limitó a mantener su posición, no importa cuántas miradas amenazantes le dio la niña no se movía-No permitiré que le sigan haciendo esas cosas terribles, él no les ha hecho nada-hablo la pequeña con un tono de voz autoritario, Papyrus levanto la vista para ver quién era su defensora.
-¿Y a ti quien te invito a la fiesta chiquilla insolente?-expreso uno de los chicos con disgusto al ver la actitud que usaba la recién llegada ante su jefe Asriel.
-¿Qué estás  haciendo?-le pregunto Papyrus en voz baja a la niña-Si no te vas también te lastimaran a ti-le alerto, pero la pequeña no se movió de su sitio haciendo caso omiso a las advertencias.
-¡Lárgate de aquí niña rara!-le grito otro de los matones y se abalanzo sobre la niña la cual esquivo con facilidad el intento de ataque y de una voltereta se ubicó detrás del chico que la había atacado y le propino una patada haciéndolo caer al suelo de cara.
-¡Nos las vas pagar!-grito otro de los chicos al ver lo que aquella entrometida le había hecho a su compañero y el resto de los chicos se abalanzaron hacia ella con la intención de atraparla, a pesar de que la superaban en número cada intento de ataque o atrapada fallo estrepitosamente. El líder Asriel solo observaba a una distancia considerable, los torpes chicos se movían de un lado a otro mientras la niña burlaba cada una de sus acciones, Papyrus solo observaba asombrado los movimientos de aquella niña que no debía de sobrepasar los trece años.
-I-increíble…-murmuro el menor de los hermanos con los ojos muy abiertos, sin embargo todo tiene un límite y la niña comenzó a cansarse, en un descuido uno de los matones la agarro de la toga y la levanto del suelo.
-¡Te atrape!-dijo burlón su captor mientras la sacudía.
-¡Suéltame humano apestoso!-la ofensa aunque pareció rara ante oídos de todos fue ignorada por completo, el líder Asriel por fin se acercó a la niña que seguía forcejeando por huir.
-Veamos que hay debajo de esa capucha “heroína misteriosa”-tomo los extremos de la capucha mientras se burlaba de ella, al quitar el cobertor todos se quedaron asombrados. Asriel retrocedió un paso algo confundido y los demás incluyendo a Papyrus solo abrieron los ojos como platos. La apariencia de aquella niña no era humana, tenía largas orejas caídas, su cabello café era sobre los hombros y casi cubría sus ojos achinados, tenía unos pequeños cuernitos que sobresalían en su cabeza y su piel estaba cubierta por un extraño pelaje blanco aterciopelado. Su nariz era rosácea y parecida a la de un conejo y al parecer tenía unos pequeños colmillos en su boca.
-¡Es un monstruo jefe!-grito el que la mantenía alzada y que ahora la sacudía de un lado a otro-Y vaya que es feo-dijo con burla mientras Asriel se mantenía atónito-Mala suerte niña rara, al no ser humana nada nos impide golpearte o matarte, de seguro estas en la calle porque tus padres te echaron por tu rara apariencia.
Esta vez era la niña la que puso una mirada triste y distante ante las ofensas, hasta ahora había tratado de no mostrarse precisamente por lo que estaba pasando en ese momento. Por un momento fugaz dirigió su mirada a Papyrus el cual solo la observaba aun con los ojos muy abiertos y sin poder gesticular palabra. De seguro aquel chico al que había salvado pensaba que su apariencia era horrible, se seguro le causaba asco o repulsión.
-¿Cuál es tu nombre?-la pregunta salió de la boca de un Asriel que solo fijaba su vista en el suelo, la niña escucho la pregunta pero se negó a contestar-¿¡Te estoy preguntando cuál es tu nombre!?-le grito estremeciéndola y haciendo que se pusiera más nerviosa-Si no me lo dices…-chasqueo los dedos y uno de los chicos se acercó a Papyrus con una navaja en la mano-…tu amigo será desollado enfrente de tus ojos sin que puedas hacer nada-le dijo Asriel y el chico puso la navaja en el cuello de Papyrus.
-Frisk…-la palabra salió de la boca de la pequeña que aun colgaba como una sábana de la mano de uno de los chicos-Mi nombre es Frisk-al escuchar el nombre una expresión de alivio se dibujó en el rostro de Asriel, algo que incluso le extraño a los demás chicos.
-Largo de aquí idiota, nosotros nos divertiremos un rato con este monstruo-hablo Asriel mientras miraba a Papyrus y en su voz se notaba la maldad misma, dicho esto camino hasta ubicarse cerca de donde Frisk era sostenida.
-¡Oye dámela tengo algo preparado para ella!-dijo el chico que hasta hace poco amenazaba a Papyrus con la navaja-Quiero quedarme con uno de esos extraños cuernos-el otro chico le acerco a Frisk que se mantenía inmóvil.
-¡Ni se te ocurra tocarle un pelo a mi amiga!-Papyrus se levantó de repente sin darles tiempo de reaccionar a ninguno de los presentes y le propino un gancho al chico que sostenía a Frisk, este la soltó al instante y cayó al suelo algo mareado, el otro de la navaja se acercó a Papyrus pero este lo esquivo agachándose y de una patada en la mano lo hizo soltar el arma-¿Alguien más?-pregunto el chico tembloroso y con un tono de voz grave, diferente al que usaba normalmente. Los otros estaban por acercarse a Papyrus para propinarle una paliza pero Asriel los detuvo.
-Ya es suficiente-hablo con un tono autoritario y luego miro con desprecio a Papyrus y aquella niña-Larguémonos de aquí, no vale la pena ensuciarse las manos con el idiota y el monstruo ese, es una aberración-hablo Asriel y se dio media vuelta alejándose de los ya mencionados, la pandilla solo lo siguió sin rechistar.
-Ya nos veremos las caras monstruo-murmuro Asriel antes de irse con una sonrisa un tanto inquietante.
Atrás quedaron Frisk y Papyrus, la pequeña ya en el piso solo volteo con vergüenza y se volvió a colocar la capucha, se imaginó que el chico de pelo blanco solo la salvo porque ella lo había defendido antes, era algo así como pagar una deuda. Ella era un monstruo y eso hecho no lo podía cambiar nada, era normal que un humano se sintiera repugnado o asustado ante la presencia de algo tan extraño, se dispuso a alejarse de allí cuando Papyrus la detuvo.
-¡Oye espera Frisk!-la agarro del hombro para evitar que huyera como antes, la pequeña dio media vuelta con asombro, Papyrus agarro la capucha y se la quitó para verla bien, el actuar de aquel humano le parecía extraño; en cambio el peliblanco se sentía curioso ante lo que estaba ante él. Sin miedo alguno acerco sus manos a las orejas de la niña y las empezó a acariciar, eran de una suavidad muy agradable, mientras, ella se mantenía paralizada como una estatua. Luego de sus orejas puso sus dos dedos índices sobre las puntas de los pequeños cuernos, al hacer esto se separó de ella, la niña aún se mantenía cabizbaja.
-Me gusta tu pelaje-hablo Papyrus y el comentario la asombro haciendo que alzara su mirada y al hacerlo se encontró con la radiante sonrisa de Papyrus-Y pensaba que tus cuernitos pinchaban o algo pero son muy suaves también-hablo mientras se ponía a la altura de Frisk.
-¿Eh?-pregunto ella mientras miraba a Papyrus con los ojos muy abiertos.
-¡Fue genial lo que hiciste antes!-exclamo el chico que parecía ignorar por completo que tenía frente a él a una extraña criatura-Ya sabes…eso de las volteretas.
-¿Acaso no me tienes miedo?-pregunto Frisk con asombro-¿No estas ni un poco asustado?-le era difícil de creer que aquel humano conversaba tan tranquilamente con ella, pensó que echaría a correr o que trataría de atraparla.
-¿Por qué lo tendría?-pregunto mientras ladeaba la cabeza-Es que no das nada de miedo, además eres una buena persona, quiero decir antes pudiste haberme ignorado y seguido tu camino, pero en cambio me ayudaste-se explicó el menor de los hermanos mientras le daba unas palmaditas en la cabeza a Frisk, la cual se sonrojo un poco por los halagos de Papyrus, después de todo seguía siendo una niña.
-G-gracias-articulo la palabra algo avergonzada y se mantuvo disfrutando la caricia por unos segundos. Hacía mucho tiempo que no sentía ese calor agradable de una mano cariñosa, desde hace tiempo había estado sola por lo que al sentir ese sentimiento de felicidad no pudo evitar ponerse a llorar. El menor de los hermanos se asustó un poco ante la reacción de la niña y no sabía que decirle para que dejara de llorar a todo pulmón.
-¿O-oye Frisk por qué lloras? ¿Acaso te lastimaste? ¿Te duele algo?-le preguntaba Papyrus tratando de encontrar lo que la hacía llorar, pero ella solo seguía con aquel llanto ahogado. Al final en un acto desesperado el menor de los hermanos la rodeo con sus brazos y la apretó contra su pecho en un cálido abrazo, esperando que este parara el llanto-Todo va estar bien-le decía mientras le daba pequeñas palmaditas en la espalda, eso es lo que solía hacerle Sans cuando él se sentía triste o se lastimaba, por ende pensó que funcionaría con Frisk. El llanto fue disminuyendo hasta convertirse en leves sollozos, el abrazo la había hecho sentir mejor a tal punto que se quedó dormida en los brazos de Papyrus mientras se aferraba a la polera de este con sus manitas peludas.

[OVERTALE AU] Destinados a estar juntosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora