3AM

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3AM
Me desperté, di un vistazo al techo, negro, miré a mi alrededor con cautela como si algo fuese a aparecer de entre las sombras; nada. Cogí el celular ubicado a mi izquierda sobre el viejo velador de madera; lo prendí y ví la hora, eran las tres de la mañana, suspiré. Me acomodé en mi lecho intentando conciliar el sueño pero fue inútil, intenté contar ovejas o concentrarme en aquellos recuerdos pasados pero nada funcionaba.
Comencé a sentir una presión en mi pecho, aquella que me indicaba que algo se aproximaba, me sentía observado. Intenté esconderme bajo las sábanas, como si esas finas telas pudieran protegerme de algo.
Empezó el frío, una congelada briza rodeaba mi cuerpo, acariciando cada una de mis extremidades, como una madre; era tan helada que lograba hacerme temblar... ya sabía lo que seguía.
-Basta- dije- Vete.
No funcionó, la presión no cedió y la puerta se abrió lentamente causando un chillido, cerré los ojos, mis manos temblaban, sabía que estaba ahí, que había entrado, que quería algo. Pasos se escucharon por mi habitación mientras él jugaba; prendía las luces y botaba los objetos sobre mi escritorio. Se acercó y pronunció sobre mi oído susurros inescuchables mientras acariciaba mis brazos desnudos.
-Vete- volví a decir ahora tembloroso- No tengo como ayudarte, por favor vete.
Sus caricias cesaron, me miró como esperando a que diese vuelta mi rostro y lo confrontara, no lo hice. Se rindió y de pronto la presión cedió junto con el temor. Me quede viendo mi techo negro unos minutos y luego dormí.

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