Con el

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Me alojé en mi habitación para el resto de la noche. No comí la cena y tuve una sospecha de que el señor oscuro estaba comiendo aquí de nuevo.

Ojalá no estuviera enojado por no estar allí. Mientras estaba en mi cuarto escribí la nota a Potter y Weasley para mi misión.

Cuando terminé con eso me di cuenta de que no tenía un búho para enviarlo. Estaba a punto de salir de mi habitación en busca de un búho. Cuando uno voló parando en mi ventana. Era una lechuza desconocida.

Saqué la carta y noté que era del señor oscuro. La lechuza se quedó. Debe estar esperando una respuesta que he recogido. Abrí la carta.

Querida señorita Zabini,
siento lo que hizo tu madre. Perdí tu presencia en la cena. Espero que pronto te sientas mejor. También sé que necesitas terminar tu carta. Así que mi búho Raven se quedará allí para que pueda enviar su carta.
Sinceramente,
El Señor Oscuro.

Sonreí y le adjunté la carta a la pierna de Raven y la envié a Grimauld place.

Bostecé y me di cuenta de que estaba muy cansada. Así que me acosté y me quedé dormido.

La mañana siguiente cuando me desperté decidí ir a desayunar. Me levanté y me vestí. También hice mi pelo y cepillé mis dientes. No necesitaba una repetición de ayer.

Abrí la puerta y bajé. Cuando bajé allí todo el mundo ya estaba arriba y comiendo. Todos miraron cuando entré.

-Es bueno verte salir de tu cuarto Hermione- Lucius me dijo con una sonrisa. Asentí con la cabeza y fui y me senté.

Inmediatamente agarrar el café. Vi a Draco dirigirse a Blaise y decir algo. Blaise sonrió y me miró.

-Así que extraño el ratón de biblioteca, siempre pensé que serías una persona de la mañana- bromeó. Miré a Draco y le tiré una galleta a la cabeza. Golpeó su cabeza con ella.

Blaise se echó a reír y sonreí y regresé a mi café. Miré a Draco. Uh oh, pensé. Esa es su cara de pensamiento.

Rápidamente me excusé de la mesa y traté de correr arriba. Pero un brazo me cogió la cintura antes de correr. Era Draco.

Me clavó contra la pared e hizo algo sorprendente. Me hizo cosquillas.

Estaba llorando de risa. -Detente- me reí. 

-No hasta que me digas que soy el hombre más guapo que a existido jamás- me dijo sonriendo.

Me reí y dejó de hacerme cosquillas. Pero no se apartó de mí.

Antes de darse cuenta, se inclinó hacia mí y no lo detuve. Él me besó. De repente, saltó hacia atrás.

Miré hacia el comedor y vi a Narcissa de pie allí. Ella sonrió y volvió a entrar.

Pero lo puedo jurar que laoí decir que Lucius le debía 10 galeones.    

Hermione La MortifagaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora