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Un sueño, todo era un simple sueño dentro del inconsciente de Jun Hui, cada una de aquellas caricias que aquel muchacho desconocido dejaba sobre su rostro, todas aquellas palabras que este le decía sin siquiera abrir la boca, aquella mirada tan penetrante que le hacía dejar su alma al descubierto solo para que este pudiera observar todo lo que se encontraba ahí. Pero era un sueño, un sueño que le acompañaba cada noche desde hace meses; un sueño que le había dado la oportunidad de dudar de que era real y que no lo era, porque cada noche, cada segundo que este desconocido se encontraba con él en sus utopías era la realidad que le gustaría estar viviendo a cada segundo de su existencia.  

Su mente solo podía formular preguntas respecto a él, ¿sería posible que un ser tan perfecto y bello como ese realmente existiera?, ¿sería capaz el ser humano de tomar una forma tan hermosa como aquella? ¿podría alguna vez dentro de su vida encontrar a la persona que le había estado atormentando desde hace tanto tiempo?

Jun era bueno en el dibujo, y es por lo mismo que cada día, cada mañana tras despertar de aquellos sueños se encargaba de retratar el rostro de facciones definidas y hermosas que aparecía siempre una vez que caía en los brazos de Morfeo, no quería imaginar lo que sería de su persona si llegaba a olvidarle. 


Minghao se despertaba exaltado cada mañana, aún no podía encontrar la respuesta a lo que sus sueños significaban, aún no comprendía el porque no podía decirle palabra alguna a aquel chico rubio que le acompañaba cada noche en el mundo de las fantasías del subconsciente, el porqué de alguna manera no podía pedirle ayuda, el que le ayudara y le liberara de aquella prisión que le había mantenido alejado del mundo desde hace ya tanto tiempo.  

Nunca había imaginado que el tomar aquella decisión de seguir a su madre le hubiera dejado imposibilitada su opción de vivir, durante los últimos  meses lo único que había podido ver eran las paredes de su cuarto y unas cuantas habitaciones de aquella casa a la que habían llegado, no sabía cual era el motivo ni la razón de que no se le permitía salir, pero estaba cansado. 

Cada noche, desde que el rostro de aquel rubio desconocido se había comenzado a manifestar con frecuencia en sus sueños, intentaba de alguna manera pedirle que le liberara, aunque después su mente le molestara al recordare que posiblemente aquel rostro tan bello no era mas que una ilusión, pero su corazón le decía que era más que eso, algo dentro de si mismo le decía que aquel chico que tomaba sus manos durante las noches de manera espiritual, era su salvación y la respuestas a todas sus dudas. 




My I  ~ JunHaoWhere stories live. Discover now