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Un castaño se encontraba rodeado de su familia, quienes estaban preocupados ya que este se encontraba en una camilla, rodeado de varios artefactos que lo ayudaban a vivir.

- Tsuna, ¿cómo estás? - le dijo un rubio de cabellos antigravitorios y ojos azulados, este estaba al lado de un niñp de 9 años, de cabellos castaños oscuros antigravitorios y ojos azul cielo, y una mujer de largos cabellos negros y ojos rojos.

- Mmm...algo cansado - contestó el mencionado mientras daba una cálida sonrisa.

- Te recuperarás, ¿no? Tío Tsuna - habló el niño, Tsuna río y levantó su mano para así acariciar su cabeza.

- Quién sabe Hiro, ya no tengo la edad para estar completamente saludable - el mencionado tenía una mirada de tristeza.

En ese momento, entró a la habitación una enfermera.

- Disculpen, pero ya se acabó el tiempo de visita.

- De acuerdo, gracias, nos iremos en un momento.

Y así, la enfermera salió, Tsuna se dirigió a Ieyasu, su hermano menor.

- Se que tienes trabajo, y debes estar cansado. No se preocupen por mi.

- ¿Cómo no lo voy a estar Tsuna? Eres mi querido hermano - Tsunayoshi sonrió.

- Debes pensar también en ti Tsuna - habló Rose, la esposa de Ieyasu y madre de Hiro.

- Jeje, lo tendré en cuenta. Ahora regresen a casa.

Los otros tres se despidieron de Tsunayoshi con abrazos, y lo dejaron solo una vez más en aquella habitación. El castaño miró por la ventana, y vio el azulado cielo, lleno de estrelles, que rodeaban la grande Luna.

- Han paso 5 años sin vosotros, mis elementos.

Hace cinco años hubo un atentado, donde murieron los siete guardianes, los amigos de Tsuna, quedándose así solo.

- Los extraño tanto...

En eso, Tsuna comenzó a sentirse pesado, y muy cansado.

- Supongo que...nos veremos pronto...

Al decir eso, dejó que la oscuridad lo envolviera, y se sumergió en ésta. Sabiendo que era hora de partir.

"Lo siento, Ieyasu, Hiro, Rose... Pero no podré estar presente en la ceremonia de sucesión"

[...]

"Mmmm...¿qué es ese sonido?"

Sniff....sniff

"¿Quién llora?"

...Yonaa...

De repente, unos párpados comenzaron a abrirse, dejando ver unos hermosos orbes morados. Estos se enfocaron primero en el techo marrón, luego en el hombre que lloraba a los pies de la cama en la que se veía recostado.

- ¿Qué...?

El hombre levantó la cara de sus manos rápidamente, dejando ver su rostro lleno de lágrimas.

- ¡YONA!!

El hombre se lanzó y lo abrazó, Tsuna no sabiendo que hacer, devolvió el abrazo, pero varias preguntas rondaban por su mente.

"¿Yona?, ¿dónde estoy?, ¿quién es éste señor?"

- No sabes lo feliz que estoy ver que estás bien...sniff...me preocupaste mucho hija, por eso no debes salir del castillo sola...

KHR: Mundo NuevoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora