III

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Los días pasaban lentamente, por las mañanas leía y paseaba por el ágora, y en general estaba relajado. Pero por las tardes ayudaba a mi padre en el negocio de los vinos. Odiaba los días en los que tenía que trabajar codo con codo con Henhri, tenerle tan cerca y no poder tocarle, acariciarle y sentirle dentro de mí. Con tan solo pensarlo mi miembro empezaba a endurecerse. Jamas había sentido algo como aquello, siempre quería, necesitaba más de él, y aunque lo negara, también sabía que él necesitaba más de mí. Le había hecho yacer conmigo al menos 3 veces más desde la última vez. En cada una de las ocasiones se había portado mejor con el hecho de procrear con su amo.

En la primera de esas ocasiones tuvimos una discusión similar a la de la otra vez. Pero cuando supo que de nuevo no tenía opción, no me empujó ni forzó bruscamente. Me dejó tenderme sobre la cama, y tras sentir su dura entrepierna profanandome, su cuerpo, caliente y musculoso, se apoyó en el mío. Las embestidas eran bruscas y repentinas, pero sentir su cuerpo tan cerca del mío, su olor... No pude contenerme mucho más y solté toda mi leche repentinamente, y tras ver que estaba satisfecho, retiró su miembro de mi cada vez más ancho agujero.

La segunda vez no opuso resistencia, me desprendió de mis ropas y de nuevo dejó que me colocase. Había pasado una semana desde el anterior coito, por lo que mi culo se había cerrado bastante. Henhri se dio cuenta enseguida, podría habermela metido directamente, pero fue mucho más considerado. Le oí escupir, y acto seguido sus dedos restregaron su caliente saliva en mi agujero. Sus dedos entraron rápidamente haciendome gemir de placer y pude oir un sonido de satisfacción por su parte. Cuando estuvo satisfecho, sacó sus dedos, y rapidamente metio su dura erección. Casi grito de dolor y placer de no haber sido por su mano tapando mi boca. Y en esa posición acabamos terminando en pocos minutos. Había olvidado como me gustaba su cuerpo y sus músculos agarrando mi delicado cuerpo, su olor, y como su leche caliente me reconfortaba.

Fue la tercera vez cuando lo hicimos en mi habitación. Era mucho más espaciosa, luminosa y menos maloliente que su cuarto. La cama era mucho más grande y cómoda. Le esperaba sentado en ella. Nada más llegar me saludó cortesmente y se deshizo de sus prendas de vestir. Note como su miembro, aun de estar flácido ya era de un tamaño considerable. Me acerqué a él. Pasé mis dedos por su torso, admirandolo, mientras me preguntaba como algo tan duro podía tener tal tacto, tan suave. Pude contar hasta once cicatrices, algunas mas recientes, otras mas grandes, algunas en sitios muy peligrosos segun mis conocimientos en medicina. Su mirada azul seguía cada uno de mis pasos, probablemente esperando a que me quitase la túnica. Pero en vez de eso, mordí suavemente uno de sus pezones, y gimió con una mezcla de placer y dolor. Enseguida el pezón se endureció y pasé mi lengua por él, lo succioné, y estando lo más duro posible lo volví a morder, causando que Henhri me apretase contra él y me tirase del pelo a la vez. Intenté buscar su mirada, pero sus ojos estaban cerrados. Me aparté del primer pezón, y mientras sostenía este entre mis dedos, me acerqué al segundo y repetí el proceso. Apretaba el primer pezón cada pocos segundos aumentando el placer de mi esclavo. Su erección comenzó a crecer y se topó con mi cuerpo. La noté contra mi muslo, era tan gorda y tan caliente. La cogí entre mis manos mientras me agachaba. Y una vez de rodillas la metí en mi boca. Nunca había tenido un pene en mi boca. Era una sensación extraña, su calor, su tamaño, su sabor, como me llenaba y no quería quitarmela. Succioné y Henhri gritó de placer. Sabía lo que tenía que hacer porque había visto a aquella esclava dandole el mismo tipo de placer. Tuve mucho cuidado, no quería herirle con mis dientes. Poco a poco me fui acostumbrando a la sensación y al ritmo cada vez más rápido al meterla y sacarla de mi boca. Henhri bufaba de placer y decía cosas en otro idioma que no llegaba a comprender. Busque su mirada, y sus ojos azules, y su intensa mirada de placer se centró en la mía mientras me movía entrando y sacando su entrpierna de mi boca. Una de mis manos tocaba mi miembro, darle placer a Henhri me estaba causando placer propio y cuando vi su mirada, tan placentera, esperando que nunca acabase de chupar su enorme miembro, solté una gran cantidad de leche sobre el suelo. A los pocos segundos Henhri cerró los ojos, y como hizo cuando le chupaba el pezón, me tiró del pelo al mismo tiempo que me empujaba su miembro más adentro. Sentí como crecía dentro de mí, y de repente una avalancha de leche llenó mi boca. Me aparté como pude, y aunque tragando algo de aquel desagradable brebaje, pude escupir la mayoría. Según pasaban los segundos me di cuenta de que aunque el sabor era muy fuerte no era completamente de mi desagrado. Henhri me ayudó a levantarme, y me sonrió antes de coger sus ropas y marcharse.

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Quería meter algo mas en este capítulo pero se ha alargado mucho, lo dejare para el siguiente.

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A Roman Romance [HENRY CAVILL] (GAY +18) (Acabada/Cancelada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora