Un día extraño

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Era un día soleado, el cielo estaba despejado y los primeros rayos de luz de la mañana despertaron a Nicole. Se hizo un poco la remolona, dando vueltas en la cama hasta que al fin se levantó, se sentó en la cama y abrió la ventana, miró al exterior, hacía un día radiante, cerró los ojos y aspiró el aire puro, pensó en que tenía que aprovechar los últimos días de vacaciones de verano que le quedaban antes de empezar el instituto, un nuevo curso, 4 de la ESO, no tenía ganas de empezar, pero no le quedaba más remedio. Con mucha pereza pegó un brinco de la cama y bajó al suelo. Se dirigió a la cocina para prepararse un colacao y unas tostadas, eran las 10:13 de la mañana y aún faltaba mucho para la hora de comer, así que tenía que desayunar bien. Se sentó en la mesa y empezó a comer, se quedó absorta, mirando un punto fijo en el aire, estaba tan concentrada que no oyó la melodía de su móvil.

 -  ¡Nicole! - Sonó la voz de su madre, llamándole desde el salón.

Al fin reaccionó y volvió a la realidad.

- ¿¡Qué pasa mamá!?

- Hija tu móvil, que está sonando desde hace un rato.

Nicole se levantó de la silla, intentó correr para que le diera tiempo a coger la llamada pero justo cuando llegó a su habitación, la llamada finalizó. Cogió el móvil y vió que la llamada era de Macarena, su mejor e íntima amiga. Se fue a los contactos y pulsó el número de su amiga.

- Hola Maca ¿Qué pasa?

- Por fin, te llevo llamando desde hace un buen rato.

- Ya, perdona,  es que estaba en la cocina, y no lo había oído.

- Ah, bueno, no importa, te quería decir que si te vienes a mi piscina.

- ¿A la piscina? ¿No prefieres ir a la playa?

- Es que hoy no me apetece, anda vente a la piscina que hace mucho que no te veo.

- Pero si nos vimos antes de ayer – Dijo Nicole sonriendo.

- Bueno, pues eso para mi es mucho ¿Qué, te vienes? Que últimamente estás muy rara, no te apetece ni si quiera salir, ven a divertirte un rato.

     Nicole suspiró y al final dijo:

     - Vale, me visto y voy.

- Eres la mejor, te quiero, ahora nos vemos.

Nicole colgó el móvil, lo dejó en su mesilla de noche y se echó en la cama. De repente se le quitaron las ganas de desayunar. Maca tenía razón, últimamente se había comportado de una manera extraña, no sabía porque pero se sentía rara.   

Dejando ese tema de lado, se levantó y fue al armario para decidir que se pondría. Cogió un bikini blanco y rosa, unos shorts vaqueros, una camiseta de tirantes y se fue hacia el baño.

Rápidamente se vistió, se lavó los dientes y se peinó su largo cabello. Era largo y ondulado y de  un castaño claro. Cuando terminó se preparó una bolsa con una toalla y crema solar.

- ¡Mamá! Me voy a la piscina de Maca, vendré a la hora de comer.

- Vale, ten cuidado.

- Sí, tranquila.

Se fue hacia la puerta pero cuando iba a abrir alguien le tocó por detrás.

- Nicole, Nicole ¿Me puedo ir contigo a la piscina de Maca? - Era Sonia, su hermana pequeña de ocho años.

- No Sonia, tu quédate aquí jugando que luego vengo.

- Jo, yo quiero ver a Maca – Dijo Sonia  refunfuñando.

My AngelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora