EL LABRIEGO Y LOS ENANOS
Se cuenta que hasta un pueblo recoleto,
después de recorrer largo camino,
acercóse un labriego hasta el casino
para echarse unas copas al coleto.
Una vez en la barra, el buen paleto,
y tras libar dos vasos de buen vino
(bien pudo ser un blanco, un tinto, un fino),
repara y ve el local casi repleto.
Cuatro enanos celebran una chanza,
otros tantos le dan al dominó,
una enana da el pecho a un pequeñín...
El rústico pregunta: "¿Es que hay mudanza?"
Y no espera a escuchar ni el sí ni el no:
"Como está desarmado el futbolín..."