EL MARIQUITA Y EL MILAGRO DE LOS PECES
Un domingo, en la-misa matinal,
un cura el Evangelio predicaba;
de panes y de peces razonaba
diciendo de manera natural:
"Con tres mil pececillos de la mar.
y con sólo tres mil panes de trigo,
nuestro hermano Jesús, maestro amigo,
el hambre de unos diez llegó a saciar."
Un mariquita de lo más fetén, que oía
desde el fondo la homilía,
le objeta con acento refinado:
"Eso, padre, lo hago yo también."
El cura ignora al moña y su porfía
y concluye la misa apresurado.
Luego busca al marica impertinente . y
lo encuentra esbozando una risita:
"¿Acaso haces milagros, mariquita ?
-le pregunta con voz grave y potente."
El moña que del cura está pendiente,
le mira y le responde nerviosita
"Ay, padre, le salió fatal la cita,
citó mucha comida y poca gente"
El cura se da cuenta del error. Aquel
mariconcillo de sus culpas le ha hecho
comprender que estaba errado.
Olvida su ofuscado malhumor, le
pide al mariquita mil disculpas
y da una palmadita al refinado.
Por la tarde el buen cura repetía
el sermón en horario vespertino.
De peces y de panes con buen tino
hablaba a su parroquia y le decía:
"Tres panes y tres peces, aquel día,
bastaron a Jesús, Santo y Divino,
para dar de comer en el camino
a la gran multitud que le seguía."
El cura satisfecho se ha quedado.
El moña desde el fondo reacciona:
"Pues eso lo hago yo." Grita el sotana:
"¿Cómo habrías de hacerlo, maricona?"
"¡Ay, padre -le contesta el afectado-,
con lo que me sobró de esta mañana!"