prologo.

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El cielo, sin ninguna nube, se encontraba completamente estrellado y la luz de la luna iluminaba la aldea. Los gatos y perros callejeros, caminaban por las calles en busca de comida y uno que otro aldeano se dirigió a su casa. En otras palabras era una noche normal en konoha, aunque para algunos no iba a ser de este modo.

En la oficina del hokage, un escuadrón anbu junto con una joven albina habían echo acto de presencia. Ellos, habían partido a una misión días antes y, en el trascurso de esta, salvaron a la joven. No sabían casi nada de ella, solamente que se encontraba ahí en el momento exacto y no parecía estar junto a aquellos sujetos.

-¿Hanako, verdad?- pregunto el cuarto, observando a las de ojos azules. Ella, sin decir nada, asintió energética. Él sonrió – ya pueden retirarse – dijo esta vez refiriéndose solamente al escuadrón de anbu, ellos asintieron y uno por uno fueron saliendo de la oficina, quedando solamente el cuarto y la alvina.

El lugar quedo en absoluto silencio, hanako ya se esperaba lo que iba a preguntar ese hombre, pero no tenia intenciones de reusarse a hablar.

-Bien, Hana-chan, quiero hacerte unas preguntas y me seria de gran utilidad si me las respondieras todas- comento con gran serenidad, él quería que ella cooperara por su cuenta y no lo contrario. Hanako, asintió.

-¡así me gusta!... ¿ cuantos años estuviste ahí?- comenzó con una pregunta sencilla, era mejor ir poco a poco para que no se sintiera atacada.

-Unos 7 años mas o menos- respondió con tranquilidad, eso era algo serio y no podía estar gritando como lo hacia siempre. Además, se encontraba frente al jefe de la aldea, debía mantenerse contralada y mostrarle el mayor respeto posible.

“ eso es mucho tiempo. Si no me equivoco, ella debió estar la mitad de su vida con ellos”

Pensó minato, observando a la adolecente frente a él. Ella le sonrió.

-¿ sabes cuantas personas tienen aproximadamente?.- ella decidió no responder y simplemente negó- …Si no me equivoco, donde te encontraron no era su base principal.

-No, no lo era. Pero tampoco se donde queda, ellos siempre me mantuvieron  ahí- contesto, anticipándose a la pregunta que el cuarto tenia pensado hacerle.

-Entonces, ellos están divididos en diferentes bases.- ella asintió- ¿ por lo menos conoces al jefe?.

-Negó – cada base tiene un jefe que se comunica con el principal, así que los únicos que lo han visto son ellos.

El interrogatorio prosiguió unos cuantos minutos mas, hasta que minato tuvo toda la información posible. Hanako, quien agradecía que todo hubiese terminado, se encontraba sentada en una silla como se lo había pedido el hokage. Él, estaba rellenando unos papeles, mientras esperaba a un shinobi que había mandado a llamar, poco tiempo después que los anbus se hayan retirado.

Hanako, fijo su vista en las fotografías de los antiguos hokages. Al no tener nada que hacer solo podía hacer eso, observar a su alrededor, mientras esperaba a una persona con quien se iba a quedar.

La puerta resonó tres veces, sobresaltando a la alvina, quien en ese momento se encontraba distraída. El hokage, hizo pasar a la persona que se encontraba detrás de la puerta. Un hombre, aproximadamente de 20 años, se planto enfrente del rubio. Él, era de cabello desordenando y plateado. Tenia uno de sus ojos de un valor ónix, mientras que el otro lo mantenía cerrado. Su rostro, estaba tapado con una mascara de color azul oscuro. Vestía una camisa negra, con unos pantalones azules y unas zapatillas del mismo color.

-¿ me necesitaba para algo, hokage-sama?- pregunto con una voz rasposa, por haberse despertado hace unos minutos, aun así a hanako le llamo mucho atención.

Una Luz Entre La Oscuridad [Kakashi Hatake]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora