Tiempo de Dragones

Una Noticia Inesperada

JON
—Rickard Stark, ¡el rey que se arrodilló! — Lord Glover articulaba esas palabras intentando hacer ver el paralelismo entre Rickard y Jon. Todos los señores del Norte estaban reunidos en el gran salón de Invernalia junto con los caballeros del valle. En la mesa principal estaban Jon, Daenerys, Sansa, Tyrion, Davos, Arya y Bran.
—¡Majestad! — Lyanna Mormont se levantó y todos callaron — solo reconocemos un rey, el Rey en el Norte cuyo apellido es Stark.
—¡No podemos fiarnos de un Targaryen! — todos los señores del Norte armaban alboroto y Jon no sabía donde meterse. Daenerys miraba a Jon preocupada y en cierto modo se sentía culpable por aquella situación. De pronto Jon se levantó.
—¡Mis señores! — todos callaron y escucharon — no podemos librar esta guerra solos. Daenerys ha puesto sus huestes y sus dragones a nuestra disposición. Si de verdad os preocupa tanto el Norte — hizo una pausa y miró a su alrededor — deberíais saber que para salvarlo necesitamos su ayuda.
—¡Majestad! — Lord Royce se levantó y captó la atención de todos — aún recuerdo los gritos de vuestro abuelo y de vuestro tío en el salón del trono. El Rey Loco reía mientras ardían vivos.
—¡No soy mi padre! — Dany ya no podía soportar las comparaciones con su padre, ella no era así, su padre era un hombre malvado y enloqueció con el paso de los años. Todos se asombraron al ver como se levantaba de su asiento para hablar — lamento todo lo que mi padre hizo. Está claro que enloqueció y por eso os pido disculpas. Pero no es momento de perder tiempo con esto. Mientras discutimos sobre a quien llamar rey un ejército de muertos se acerca hacia aquí para destruir todo — Jon miraba a Daenerys con admiración, porque él hubiera dicho lo mismo. Ella había cambiado sus prioridades, había cambiado ella misma y eso era por él, en su interior lo sabía. Ese era uno los momentos en los que sentía que lo que la quería era más fuerte que todo lo que había ocurrido entre ellos al saber su origen. Pero no había tiempo para eso, los dos sabían lo que se avecinaba y ahora mismo eso era lo más importante.
—Todos los abanderados y las huestes de la reina se quedarán en Invernalia para combatir al Rey de la Noche y su ejército — Sansa había hecho un gran trabajo estos días organizando la defensa del Norte y en su comentario se empezaba a notar.

De pronto la puerta se abrió de golpe y dos hombres jadeando irrumpieron en el gran salón. Eran Tormund y Beric Dondarrion. Todos se levantaron y Jon fue rápidamente hasta Tormund.
—¿Qué ha ocurrido? — todos estaban en silencio y  Tormund no articulaba palabra.
—Ya vienen — todos se giraron hacia Bran cuando contestó la pregunta que Jon le había hecho a Tormund. Beric asintió y Jon se llevó la mano a la cara.
—Hay algo más — añadió Beric — ese Rey de la Noche monta un dragón muerto — Daenerys no podía creer lo que acababa de oir y una lágrima se deslizó por su pómulo.
—Está bien, es la hora — Jon miró a todos los que se encontraban en aquel salón en ese momento — ¡la Larga Noche ha llegado! Como ha dicho mi hermana los abanderados se quedarán aquí para defender Invernalia junto a los dothrakis, los inmaculados y los dragones. Mandad cuervos a vuestros castillos y ordenad a todos los que no puedan luchar marchar al sur a ponerse a salvo. El Rey de la Noche llegará en cualquier momento y debemos estar todos preparados — Jon veía el miedo en los rostros de todos aquellos hombres, lo habían elegido como su rey y su deber era protegerlos — sé que no es una guerra fácil. Pero hay que luchar. No solo por Poniente, no luchéis por Poniente. Luchad por vuestro honor, por vuestra familia, por volver a vuestro hogar... por amor — Jon miró a Dany y ella sintió que se le derretía el corazón — ¡lucharemos juntos para vencer a esos cabrones!
—¡El Rey en el Norte! — todos desenvainaron sus espadas y las alzaron — ¡El Rey en el Norte! — cada hombre del salón gritaba aclamando a Jon — ¡El Rey en el Norte! ¡El Rey en el Norte! — Dany sentía que Jon era un verdadero líder y que nunca llegaría a abandonar sus sentimientos hacia él. Lo amaba, era rey por naturaleza y eso no se lo podía negar a nadie. Era su rey y ella su reina y haría todo lo necesario por pasar el resto de su vida con él.