El eco del poeta

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Antes del primer destello,
antes de la primera piedra,
antes del primer árbol,
yo quería ser poeta:
y la musa me abrigó con su halo misterioso.

Al tomar mi pluma
pienso en el nido del gorrión,
en la raya del tigre,
en el nado de la ballena;

pienso en la risa del niño,
en el trabajo del hombre,
en la cocina de la abuela;

pienso en la serenidad del inocente,
en el brillo del enamorado,
en las lágrimas del afligido:

y ahí me poso, porque son parte de mí.

Quiero escribirle al amor y al odio,
a la guerra y a la paz,
a la alegría y a la tristeza;

quiero escribirle a la vida y a la muerte,
al dolor y al placer,
a la convivencia y a la soledad.

Antes de nacer,
antes de mi primer verso,
antes de conocerte,
yo quería ser poeta:
ahora la musa me enseña a sembrar palabras encendidas.

Al tomar mi pluma
pienso en las manos del gorila,
en la trompa del elefante,
en la aleta del tiburón;

pienso en la palpitación del recién nacido,
en los ideales del adolescente,
en la debilidad del anciano;

pienso en las caricias del viento,
en el flujo del río,
en el trayecto del asteriode:

y ahí me poso, porque son parte de mí.

Quiero escribirle al mar y a la sal,
a la tierra y al trigo,
al desierto y al valle;

quiero escribirle a la gente y a sus pueblos,
quiero que mis versos se escuchen en la sobremesa,
en las fiestas de guitarra y en los pasillos del colegio,
¡quiero que me recuerden como a un amigo!

América está en mis ojos,
Europa y África están en mi mente,
Asia y Oceanía están en mis hombros,
el universo está en mi pecho,
y tú... estás en mis labios.

Al tomar mi pluma
pienso en la melena del león,
en el cuello de la jirafa,
en los gestos del chinpancé;

pienso en la sangre del herido,
en el rezo del creyente,
en la postura del cadáver;

pienso en la intensidad del temblor,
en el crepitar del fuego,
en la fuerza del huracán:

y ahí me poso, porque son parte de mí.

Ahí donde hay un latido,
ahí donde hay una respiración,
ahí donde hay una voz,
ahí está mi pluma y mi esencia;
desde ahora y después de mi muerte,
ahí estaré yo.

Claroscuro (Poesía) de J. MozDonde viven las historias. Descúbrelo ahora