Señora

45 6 2
                                    

Señora, con todo respeto, quiero hacerla mía.
No importa que no me conozca ni yo a usted,
bastará el tiempo para que sea mi mujer.
Tampoco importa que esté comprometida o casada,
puede estar con quien desee, al final, solo será mía.

¿Que soy más chico que usted?
           Qué importa.
¿Que puede ser mi madre?
           Qué importa.
¿Que nos van a criticar?
           Qué más da.

Usted necesita un hombre de verdad
y aquí estoy yo, para hacerla sentir mujer.
Señora, no sea tímida, no sea necia,
yo soy ese hombre que tanto anhela usted.

Una oportunidad,
solo una.
Tome mi mano,
sienta mi cuerpo,
plasme sus labios,
sienta mis besos.

Vámonos juntos a construir nuestro Edén,
juguemos a las tentaciones y despertemos los instintos.
Olvidemos las edades y rompamos los prejuicios,
rasguemos la carne y vibremos el amor.

Aquí está mi otra mano,
aquí el resto de mi cuerpo,
aquí mi sexo, aquí mi corazón,
aquí todo mi ser.

Soy todo suyo, mi señora,
ya le digo, es cuestión de tiempo
para que se sienta enteramente
mi mujer.

Tengo sed de compañía,
hambre de amor
y locura de usted.

Yo soy el hombre que usted busca
y usted la mujer que yo busco,
pues las mujeres de mi edad
ya no quieren seriedad.

Por favor, después de usted,
vámonos ya,
que me urge sembrarle
mi amor y mi sed.

Claroscuro (Poesía) de J. MozDonde viven las historias. Descúbrelo ahora