Prólogo

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Mi subconsciente me dirigía varías veces mis involuntarias acciones, pero con tan pequeños conocimientos mi porcentaje intelectual no me permitía comprender cierta verdad de las situaciones en las que me encontraba, por parte de mis padres había demasiada confusión detestaba ser tan impotente hasta que la tolerancia se agotó, y ya no pude resistir a ser tan vulnerable.
No sabía cómo actuar ni qué decir la mayoría de las veces, recibía látigos, nuevas lecciones, solía morder mis labios hasta hacerlos sangrar, por eso éstos solían lucir resecos, desprendidos y de un color tornado como el de algún chupete.
Mi aspecto nunca ha sido el mejor y mi desarrollo en la escuela tampoco, siempre solía tener cambios repentinos de humor, demasiado repentinos, los profesores preferían sacarme de la clase, cualquier persona que se fijará en mi me trataba de lejos y me miraba de reojo, tal cómo a un adefesio tal vez eso era o no, mi subconsciente siempre me juega travesuras quiere exterminar todo a mi alcance, pero saben es muy divertido, no me hables suelo estar siempre bajo efectos de medicamentos, es evidente nunca podrás hacer entrar en razón a un drogadicto a su dosis letal de cada día.

InhumanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora