Capitulo 1.

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Ámbar sentía que su mundo se derrumbaba, como era posible que ella no fuera Sol Benson.

Después de haber cantado con Simón sintió que ya no podía seguir ahí, se sentía tan enojada consigo misma, así que cuando llegó a la mansión subió rápidamente a su habitación sacándose así los pasadores de su cabello de una forma brusca y tirándolos.

Quería llorar y gritar pero no precisamente de tristeza sino de furia pura, aún no podía creer que su madrina le hubiera mentido al respecto de su pasado, estaba apunto  de llorar gracias a toda la frustración que sentía, pero antes de que siquiera pudiera  derramar la primera lagrima se vio reflejada en su espejo y cerró sus ojos mientras daba un suspiro para tranquilizarse.

Una vez lo hizo camino hacia su tocador y se sentó en la silla de este y se miró así misma con una mirada fría y con una sonrisa falsa pintada en sus labios.

- Ay, Ámbar todo esto te pasa por estúpida en serio creías que Sharon te iba hablar de tu pasado después de tanto tiempo.

-Si que fuiste una gran estúpida, a Sharon nunca le has importado lo único que ella ha querido siempre es que fueras su imagen y semejanza, una maldita perra sin corazón en pocas palabra, pues sabes algo lo ha logrado.

-Tú te equivocaste en haber confiado en ella, pero todos cometemos errores, por lo cual le vas a demostrar que ella cometió un error más grave al haberse metido con vos.

-Por qué así como ella no tuvo ni el más mínimo remordimiento cuando te mintió sobre quien eras, tú tampoco lo tendrás con ella.

-Tú pasado quedará en el olvido, ahora y siempre has sido Ámbar la chica mala de la historia, la villana, y por esa misma razón tú venganza no va tener limites, y no sólo te vas a encargar de destruirla a ella sino también todos los que se han metido en tu camino, les vas a enseñar quien siempre a tenido el poder, quien es la verdadera reina, por que tú sigues siendo la reina, ese titulo es tuyo, ni Lunita ni nadie te lo va quitar- en los ojos de Ámbar se podía ver la determinación y en sus labios surco una sonrisa malvada.

Un sonido en la puerta, la hizo apartar la mirada de su espejo.

Ámbar en ese momento no quería ver a nadie, así quien estuviese tocando podría hacerlo toda la noche, ella no iba abrir, luego de un rato dejaron de hacerlo.

-Ámbar soy tu madrina ábreme la puerta que necesito hablar contigo- una voz demandante se hizo escuchar del otro lado de la puerta, y la voz de esa persona era la que Ámbar menos quería tener que oír.

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¶Editado¶

                                                                                                                    


                                                                                                                                         

                                                                                                                                                    

Yo Soy La Reina.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora