Es una injusticia

27 3 0
                                    

Había pasados un año mi madre compro con el dinero que le pagaban una casa estaba muy feliz, quedaba cerca de la casa de Jimin.

Mi madre había dejado de trabajar para los padres de Jimin debido a que le humillaban demasiado pero yo estaba segura de que el era diferente.

Me puse a barrer mi patio cuando de pronto vi a Jimin venir corriendo, estaba llorando no lo entendía, me abrazo muy fuerte y dijo

-Nunca me olvides, yo siempre te amaré.

-¿Que sucede ?

-Mis padres decidieron cambiarse de casa y no te veré mas

-¿Que? Es una injusticia _dije

- Tienes que prometerme que nunca te casarás con nadie por mas lejos que estés
No pude evitar y llore

-Esta bien , Te prometo

Jimin lloraba desconsoladamente al igual que yo, en ese momento le di un beso suave, aunque con lágrimas en los ojos, fue hermoso mi primer beso.

De pronto vi al padre de Jimin muy enojado que se acerco hacia donde estábamos, lo jaló del hombro y le dio una cachetada, que hizo que cayera al suelo.

- Como es posible que estés con esa ... , ahora mismo nos iremos, al fin jamas volverás a verla- dijo su padre.

-No quiero irme

-Eres mi hijo y aras lo que yo te ordene, lo agarro fuerte de la mano.

No pude seguir viendo la escena, salí corriendo en dirección a la plaza, empezó a llover fuerte y tropecé con una piedra, que me lastimo la rodilla, estaba sollozando, mojada por la tormenta, quise levantarme mas no pude.

-¿Estas bien Sayuri? Siento mucho lo que paso con Jimin- Al se mi mirada y vi que era Jin.

- ¿Que? ¿Como sabes? - no lo entendía como se entero? ¿Que hacia el ahí?

- Lo vi todo, me dirigía hacia tu casa para invitarte a almorzar, cuando vi lo que ocurrió, cuanto lo siento Sayuri.

No tenia palabras para decir, solo sollozaba, Jin me abrazo y me dio un beso en la frente diciendo unas palabras dulces

- Sayuri te prometo que nunca te dejare sola, siempre te cuidare.

Se saco el polo que llevaba puesto, me lo puso en la rodilla para que no sangrara más y me cargo con sus delgados brazos hasta mi casa fue muy amable de su parte.

La despedidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora