Parte 3

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-Piccolo... Piccolo... ¡Piccolo!

Al oír gritar su nombre, sobresaltado, volvió a la realidad.

-¿Qué quieres, Gohan? -preguntó severamente. Se sentía molesto por hallarse interrumpido en medio de sus ensoñaciones.

-Es que me preguntaba si te... encuentras bien -dijo el niño en tono cauteloso.

-Estoy bien, Gohan, sólo estaba recordando...

"Había pasado bastante tiempo desde entonces, y demasiadas cosas le habían ocurrido en ese lento transcurrir de horas y días, aunque más apropiado sería decir meses.

Llegó a su mente el recuerdo de una plácida montaña, llena de animales y plantas silvestres, muy lejos de aquellas escombrosas ciudades que había decidido abandonar a su suerte.

El ruido del agua fluyendo captó su atención y se dirigió hacia el lugar que le indicaba aquél reconfortante sonido. El de una cascada.

Recordó haberse quedado allí, estático, ante la estampa de aquél tranquilo y solitario lugar. Exploró la zona sobrevolándola, controlando todo el terreno. Salvo escasos hogares aquí y allá, podría decirse que el sitio estaba casi deshabitado.

Viendo esto como una oportunidad decidió instalarse en ese lugar. Le parecía reconfortante, y tanta soledad y dolor parecía remitir con el suave piar de las aves, el murmullo del viento entre las frondosas copas de los altos árboles y el feroz rugido del agua, chocando contra ella misma.

Pasó largos días entre meditaciones, hasta que un día su calma se vio interrumpida. Un niño... un curioso infante que le observaba guardado tras el tronco de un árbol.

Piccolo, elevado en el aire, cruzado de brazos y piernas sólo abrió un ojo para observar. El niño vio ese gesto y con una sonrisa en la cara, lo tomó como una invitación. Se acercó a aquél extraño hombre de apariencia severa y le saludó inocentemente.

-Hola, soy Gohan. ¿Quién eres tú? -preguntó muy curioso.

El ser que antaño fuese un demonio, le miró con ojos sombríos, sin mediar palabra, esperando la misma reacción que anteriormente había provocado en los humanos. Pero no ocurrió nada de eso... El niño seguía expectante, a la espera de una respuesta por su parte.

-Piccolo -dijo secamente mientras cambiaba la postura para encarar al niño.


Y así fue cómo consiguió la vida tranquila que tenía ahora. Gohan, tras mucho frecuentarle, y a pesar de los desprecios y quejas que había recibido por su parte, no cejó en su empeño por seguir acercándose a él. 

Piccolo era el primer sorprendido en notar los cambios que había sufrido su mente. Toda la humanidad que el niño había sido capaz de proyectar sobre su alma, aunque muy lentamente, había calado hondo en su pecho, obligándole a dejar marchar de una vez toda la tensión y el dolor acumulados anteriormente. Rechazaba el recuerdo de su padre, bloqueándolo, sin querer escucharle más...

Rechazó el mal que había en él.

Resultaba paradójico pensar que gracias a un niño hubiera cambiado su maldad, por sentir que quería protegerle de cualquier peligro. Casi podría decirse que le veía como el héroe que le había salvado de corromperse a sí mismo. De todos modos, aún seguía conservando parte de su orgullo, y eso le impedía reconocerlo abiertamente.

A pesar de ello, no podía dejar de pensar que todo esto había empezado por culpa de otra persona... ¿Culpa? Tal vez, dadas las circunstancias, hubiera sido mucho mejor decir "gracias a..." A veces se sorprendía de lo mucho que pensaba en ella."

Eterna #Dammys2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora