De haber hecho caso de sus instintos primarios, Piccolo jamás se hubiera ido a buscarla, dado que habría sido más fácil quedarse donde estaba y dejar que el destino fluyera caprichosamente, entrecruzando sus vidas a su antojo. Pero sus impulsos podían más que la razón.
Había perdido la noción del tiempo y no sabía cuántos kilómetros había sobrevolado, escrutando hasta el más mínimo detalle, esperando encontrar cualquier cosa que le diera una pista.
Después de tantos meses alejado de todo no le quedó más remedio que asombrarse cada vez más, según avanzaba en su recorrido. Era increíble contemplar cuánto empeño habían puesto los humanos en ir reconstruyendo desde cero sus ciudades. Había que añadir, por supuesto, que aunque ahora hubiera cambiado radicalmente de parecer, le seguía doliendo comprobar cómo él había sembrado ese caos que tanto ahínco ponían los habitantes del planeta en enmendar, intentando opacar cualquier sombra de sus temores y de su pasado.
En su interior sabía que ya no había maldad, y ni tan siquiera el recuerdo de su padre era capaz de llenar ni la mínima partícula de su ser. Después de todo, si algo sabía de él, había sido gracias a sus recuerdos y lo sorprendente era descubrirse a sí mismo dando gracias por no haberle conocido jamás.
A pesar de estar por fin en calma con el mundo, seguía habiendo dudas y temores en su interior, expectantes por ser resueltas y diluidas de una vez por todas. Y es que cuando toda esa incertidumbre recaía sobre él se sentía desfallecer, anhelando tener una mano amiga que le levantara de tan angustiante desesperación, pero por más que lo pidiera, esa ayuda no llegaba...
Era como sentir que su fuerza vital se iba alejando cada vez más de él, dejándole completamente desnudo y vulnerable a ojos de este nuevo mundo que estaba renaciendo.
Finalmente, sentado en lo más alto de una gran atalaya, observó todo cuanto había a sus pies y más allá, perdiéndose en la inmensidad del horizonte. Respiró calma y paz por fin, después de tanto tiempo entre desesperadas búsquedas que no estaban dando sus frutos.
¿Por qué no la encontraba? ¿Es que esos tantos meses habían sido tiempo suficiente como para alejarla definitivamente de él? Sabía de sobra que todo esto no tenía ningún sentido. No tenía modo de saber por dónde empezar, qué pasos debería seguir, ninguna energía que rastrear... Era como si a tierra se hubiera empeñado en tragársela...
Ante tal pensamiento abrió los ojos desmesuradamente, tomando fuertes bocanadas de aire, intentando recuperar la poca calma que guardaba en su interior. Decidió que no podía continuar por esos derroteros y sacudió de su mente esa estúpida idea.
Ella no estaba muerta. No sabía por qué, pero estaba totalmente convencido de poder afirmar tal cosa sabiendo que no se equivocaría. Tal como el nombre que le dio, ella siempre sería ella, del modo que fuese, perduraría en el tiempo.
Recordó todo cuanto le había contado a Gohan antes de su partida, y se asombraba del modo en que se la había descrito. Ver esos inocentes e infantiles ojos adquirir el brillo de la emoción por seguir descubriendo más cosas de su querido amigo, le alentaba con fuerza a proseguir en sus relatos. De todos modos, lo que más feliz le hacía recordar, además de su preciado momento con ella, era saber que gracias a ese increíble niño, la palabra familia ya no le sabía amarga en la boca.
Gracias a ese niño y a sus padres había conocido el calor de los humanos, de los que realmente merecería la pena tener en su vida. La comprensión de unas personas tan puras que no te rechazan por la apariencia física ni te reprochan tus actos pasados. Y se había dado cuenta de la peor forma de que en esa raza había gente que realmente merecía ser salvada. Pensar que había tenido que abrazar la oscuridad y el mal para despertar de ese trance y encontrar la belleza del ser humano todavía le perforaba el pecho profundamente.
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Eterna #Dammys2018
أدب الهواةEn un mundo paralelo, Piccolo no habría nacido con el propósito de matar a Goku para vengar la muerte de su padre. Simplemente habría existido para sembrar el caos y el terror en el mundo. Sin ningún pretexto, este personaje se vería obligado a cum...