Capítulo 2: Felicidades princesas

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En la mañana siguiente a mi postulación como princesa del baile de primavera, y como presidenta de la comunidad de alumnos tenía que felicitar a las demás postuladas del baile, tener en frente a Karla no fue ni es lo más grato del mundo. No sé realmente porque nos detestábamos, yo seguramente era porque ella me detesto primero, pero ella, bueno tal vez es porque su exnovio la dejo por mí. Aunque nunca tuve la culpa, no puedo decidir a quienes agrado, a quienes no, y a quienes le agrado demasiado, de igual forma no podía hacerle eso a Karla, así que jamás acepte el amor de Michael. No comprendo aún porque es que dejo de gustarle, Karla es hermosa, pudo desagradarme, pero nunca negaré lo innegable. Sólo tengo que mirar su cabello, corto hasta arriba de los hombros claro y lacio, tan lacio que seguro meto mi dedo en su cabello y se deslizaría sin ningún problema, sus pestañas largas y abundantes, ojos miel, piel blanca y pulcra sin ningún grano, boca grande y carnosa, características perfectas y acertadas de una modelo, nada que ver conmigo, cabello rizado y piel morena.

Buscar a Lisseth es más fácil que la tabla del uno, siempre pasaba en el mismo lugar desde que llego al instituto: La biblioteca.

Pasar en el pasillo no es cosa fácil, menos en un institución donde se huele hormonas y testosterona mezclados.

— Hetty, te felicito, serás una estupenda reina, como has sido una estupenda presidenta. Por cierto ¿iras a la colecta para el asilo?— me miró Oscar con ojos suplicantes y una sonrisa enamorada.

— Claro que sí, y lo sabes. Prometí ser una buena líder para esta institución además esa es una causa muy noble que merece toda mi atención— le dije con una sonrisa de oreja a oreja

— Hetty... mira, además de eso te hablaba para que tú y yo pues...— mierda, me iba a invitar a salir.

— Oye, ¿hablamos luego? Es que tengo que buscar a Lisseth y convencerla que salga de la batibiblioteca antes que empiecen las clases— le corté la palabra antes de tener que romper su corazón.

— Sí, claro te entiendo- bajó la mirada—. Tienes cosas que hacer. Bueno me alegro que vayas a lo del asilo, te veré ahí entonces, puede que ahí si podamos hablar. Adiós- me sonrió y dejó un beso en mi mejía y se fue.

Que chico tan tierno, sería tan lindo como novio, lástima que no nos viéramos bien juntos.

Luego de ir saludando a todos, tanto a maestros que ni siquiera me daban clases hasta incluso los más callados chicos, al llegar a la biblioteca todos me veían, incluyendo la bibliotecaria, casi nunca pasaba por ahí, a menos que fuera importante, entré como siempre con mi sonrisa, busque a Lisseth con mi mirada, no la vi por ahí, lo que si vi es un grupo de chicos poco populares pero listos viéndome de pies a cabeza. Me acerque tranquilamente a su mesa, uno de ellos sacó su inhalador lo puso en su boca y me siguió mirando.

—Hola chicos, tengo un problema— los miré directamente a los ojos a cada uno de los cinco chicos de la mesa con mi cara más seductora, tuve que hacer eso sí quería ganar y seguir siendo popular.

—Eh... si, bueno, si... Bueno dime— creo que quien me habló era el líder del grupito, ya que nadie se atrevió a hablar más que él.

Caminé hacia donde se encontraba casi a la finalización de la mesa coloqué mis brazos en la mesa y me puse en cuatro bajé la mirada, la volví a levantar lo miré más intensamente y le sonreí—. ¿Sabes de casualidad adonde esta Lisseth Sandoval?

Inhaló todo mi perfume, me miró y se sonrojó, pude verle la cara perfectamente, sus anteojos son gruesos, su cabello estaba peinado perfectamente con mucho, demasiado gel para cabello sus dientes superiores están separados y usa una colonia que creo haberla olido en mi abuelo—. Esta, en, en, en, la mesa del final, cerca de donde está, esta Benjamín.

Le sonreí aun con más malicia, mordí mi labio inferior, sus mejillas iban a estallar, era tan divertido—. Gracias— me levanté me puse recta, llevé mi mano derecha a su cabello tostado por el gel lo aplané un poco y le dije con la voz más sexy que puede fingir antes de darme la vuelta—. Me encanta como se te ve el cabello.

Lo último que escuché al irme alejando cada vez más fue el "Wow" del chico y las risas de sus amigos y sus suspiros. Fui al final de la biblioteca a las últimas mesas, ellos estaban en lo correcto, Lisseth estaba ahí no cerca de la mesa donde Benjamín se encontraba, estaba en frente de la mesa de él. ¡Pero mira qué curioso! Benjamín leía, como siempre, concentrado ¿cómo un chico tan callado puede ser tan popular? Bueno guapo si es, musculo también. Está bien entiendo porque es tan popular entre las chicas, es como un vampiro sexy, y al parecer a Lisseth también le encantaba, me recosté en la estantería que estaba a mi izquierda para poder apreciar la escena de amor prohibido. Lisseth estaba fingiendo leer, pero en realidad estaba viendo por arriba del libro no tan disimuladamente a Benjamín, seguro nadie se daba cuenta ya que a ella no le prestan tanta atención si no era para molestarla, la escena era tierna que me quedé un rato más observándola.

Vi mi reloj, faltaban diez minutos para entrar a clase, lo siento Lisseth tenía que interrumpir.

— Sí tanto te gusta ve y háblale— le dije mientras me sentaba a su lado.

— ¿De qué me hablas?— fingió leer de nuevo

—No te hagas, estas mirando a Benjamín con ojos de amor

— ¿Puedes bajar la voz por favor?— me dijo mirándolo con preocupación que me hubiera escuchado, pero ni cuenta se dio de nuestras presencias.

— Vamos, háblale, seguro se llevarán bien, tienen la lectura en común— le di mi cara de emocionada

— Él no me gusta— su cara era seria y su voz suave

— No te creo nada, se te nota en la cara, se ve que te encanta, deberías de hablarle enserio.

— ¿En serio se me nota mucho?— me preguntó.

— La verdad sí. Háblale.

— Para ti es muy fácil decir eso, solo sonríes y puedes tener al chico que quieras, las cosas no funcionan así para mí.

— No te entiendo

— ¡Vamos! No te hagas, mírate, mira tú perfecto cabello, tan rizado y café, tu piel morena y cuerpo perfecto de toda una mujer latina, teniendo las caderas perfectas, el trasero perfecto, los senos más redondos y perfectos, cintura pequeña, cara perfectamente delineada, nariz recta, dietes rectos, ojos verdes, cejas delineadas piernas largas y manos suaves. ¡Sólo a ti te queda bien el uniforme!

— Espera, espera ¿Quién dice que tú no eres bella?

— Yo.

— Sólo tienes un mal corte eso es todo, tú no eres fea, de hecho un poco de labial y quedas divina. Además eres una princesa del baile de primavera y eso es muy importante.

— Me escogieron solo para ponerme en ridículo.

— ¿Y eso qué? Demuéstrales que tú puedes ser una gran princesa, es más tú y yo iremos a comprar nuestros vestidos juntas, y te daré unos tips de belleza solo si prometes hablarle a Benjamín algún día de estos ¿lo prometes?

— Lo prometo— me regaló una de sus lindas sonrisas.

— Por cierto Lisseth— me levanté y alce la voz para captar la atención de Benjamín quien había despegado la vista de su libro para mirarnos—. Felicidades por ser una de las princesas del baile, te verás hermosa en tu vestido, ojalá alguien te acompañe al baile— vi a Benjamín con una leve sonrisa en su rostro, para luego volver a ojear su libro.

Al salir de la biblioteca, me dispuse a buscar a Karla, aún tenía que felicitarla, faltaban tres minutos para entrar a clases, pero si no lo felicitaba en ese momento, en el descanso se andaría rumoreando que tenía resentimiento, o inventarían teorías raras. Karla era más difícil de encontrar, pero para mí buena o mala suerte la vi que venía con su grupito de amigas por el mismo pasillo donde yo estaba.

— Karla— le dije llamando su atención, y la de varios metiches que por ahí se encontraban—. Por parte de la directiva estudiantil te doy las felicidades por haber sido elegida como princesa del baile— le dije con mi típica sonrisa.

— Cuando sea elegida como reina del baile de primavera, ahí quiero que me felicites enfrente de toda la institución— me rodeó los ojos y pasó llevando mi hombro consigo.

Hija de puta, fue lo único que pensé.

La noche que ella se fueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora