Semanas

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Habían pasado dos semanas, pero Diego al fin tomaba el vuelo para Sevilla. Pasaría allí dos semanas, y luego, de vuelta a Galicia. Eran las 2 PM y el vuelo duraba 1 h 25 min.

-"¿Entonces en el aeropuerto a las 15:30?" -preguntó Kath para asegurarse.

-"Sí ^^ aún me pregunto cómo tus padres te dejan ir sola".

-"¿No te lo he dicho? Mis padres están de viaje y me han dejado con mi tía, que no me hace ni caso. Créeme, puedo prenderle fuego a la casa y seguirá ignorándome" -Dijo Kath de broma.

-"JAJAJA, okay, entonces será más fácil vernos".

-"Claro ^^".

Diego llegó al aeropuerto. Iba arrastrando su maleta y pasando su mirada sobre toda la gente mientras buscaba a Kath. Tras unos minutos divisó a Kath. Era más bajita que él, tenía un cuerpo desarrollado y definido y ponía una mueca feliz. Diego sonrió y se dirigió hacia ella. Soltó la maleta y le abrazó.

-Hola, pequeña Kath.

-¿P-pequeña? N-no lo soy -Dijo, tímida, mientras temblaba.

-Hey, ¿estás bien? -Dijo Diego preocupado- Tranquila, no tengas vergüenza -Le dio una caricia y un beso en la mejilla, lo que hizo que Kath se sonrojase.

-Solo estoy algo nerviosa... Lo sient... -Diego iba a darle un beso en la frente justo cuando Kath subió la cabeza para mirarle a los ojos. Sus labios se rozaron, y ambos se sonrojaron. Se quedaron quietos durante un momento sin saber qué hacer, así que Kath se acercó lentamente mientras decía- Estás follable.

-¿Follable, yo? No sé qué decirte -Dijo Diego con los labios casi pegados a los de Kath. -Pruébame -susurró.

Kath le miró a los ojos sorprendida y tratando de asimilar la situación. 'Pruébame', esa palabra no paraba de sonar en su cabeza. Miró a sus labios y se acercó poco a poco mientras cerraba los ojos lentamente. Sus labios se rozaron, se pegaron y sus bocas se abrieron. No se quedó en un beso corto. Los padres de Diego estaban en la oficina de información, así que tuvieron tiempo. Los dos podían introducir sus lenguas en la boca del otro y moverlas a su gusto.
Tras ese rato, los dos se separaron y se miraron a los ojos. Diego había cogido a Kath por la cintura, pero apartó las manos para entrelazarlas mutuamente. Los dos estaban sonrojados y sin saber qué decir. ¿Era verdad que se gustaban?

Coger (en) un aviónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora