La noche estaba estrellada, el aroma a primavera ya podía sentirse en el aire; aunque una fresca brisa corría a través de mi cuerpo. Pero apenas podía sentirla, el calor que emanaba el cuerpo de Hyuk recostado a mi lado era suficiente para mí; me acomodé contra él sin decir una palabra.
La suave hierba me hacía cosquillas en los pies descalzos, una agradable sensación de felicidad me rodeaba. Hyuk sonrió cuando una carcajada escapó de mi boca.
—Pareces un niño pequeño, como si fuera la primera vez que te traigo aquí. — Tomó una de mis manos entre las suyas y la acercó a su boca, me besó los nudillos.
Tenía razón, no era la primera vez que me llevaba a ese lugar, pero seguía asombrándome todas las veces que ponía un pie en el hermoso paraíso privado. Se trataba de un pequeño claro en medio del bosque que se encontraba a las afueras de la ciudad. Hyuk me había contado que lo descubrió por casualidad un día que estaba paseando por los alrededores, y desde ese momento lo visitaba cada vez que necesitaba un poco de paz.
—Hyuk, sigo sin entender por qué me decidiste revelarme tu secreto y traerme aquí, se supone que lo utilizas como tu calmante personal, lo que te hace feliz.
—Exactamente por eso es que te traje aquí, tú eres lo que me hace más feliz. — Me miró profundamente a los ojos sin siquiera pestañear, para que supiera que todo lo que decía era totalmente cierto.
Contuve la respiración al mismo tiempo que deslizaba una mano entre las suyas, adoraba la forma en que me sostenía firmemente, como si tuviera miedo de que pudiera alejarme de él en cualquier momento. Pero estaba demasiado equivocado al siquiera pensar en una cosa así. Lo que menos deseaba en este Universo era distanciarme de la persona que más amaba, mi otra mitad.
De repente una suave melodía comenzó a sonar, y recordé que mi teléfono estaba encendido en mi lista de reproducción. Nuestra canción favorita era la que en ese momento se hacía escuchar.
Ven a mí, podré darte paz.
Ven a mí, recuesta tu cabeza.
Toca la lluvia, siente la brisa de verano.
Di las cosas que nunca hemos dicho.Hyuk se puso de pie en un salto y tiró de mí para que haga lo mismo.
— ¿Qué haces?
—Tú sólo sígueme. Vamos a bailar nuestra canción. — Me acercó a él y puso sus brazos alrededor de mi cintura.
—Estás loco, no podemos bailar aquí. Alguien podría vernos.— De todas formas me reí y pasé mis brazos por detrás de su cuello.
—Hae, ¿qué tiene eso de malo? Además, estamos en medio del bosque, nadie va a andar por aquí a estas horas.
Ya te adoraba antes de pones mis ojos sobre ti.
Te amo, no puedo quitar mis ojos de ti.Enterré los dedos en su cabello y me reí mientras dábamos vueltas torpemente. Las risas no tardaron en llegar, pero igual de rápido dejaron de oírse cuando Hyuk fijó su mirada en la mía, sin decir una sola palabra. Me sostuvo más cerca y acarició mis caderas con los pulgares. Sentí un cosquilleo recorrerme entero pero esta vez no era debido a la hierba en mis pies. Se trataba de algo diferente, la forma en que él me miraba me provocaba ardor en el pecho, un ardiente fuego quemándome desde dentro y haciendo que me sintiera más vivo que nunca.
Dime que te pertenezco.
Siente la hierba temblar bajo tus pies.
Libérame y suéltame,
Toma mi corazón, es tuyo.
Encadena mi espíritu a ti.El aroma a menta me rodeó cuando Hyuk acercó sus labios a mi cuello y depositó un dulce y cálido beso. Dios, amaba ese aroma. Cerré los ojos y me relajé debajo de su toque. Quería pasarme cada segundo de mi vida así, junto al calor de su cuerpo. Yo tan suyo y él tan mío.
Así pegados el uno al otro seguimos balanceándonos en una danza privada, las estrellas iluminaban el suelo donde pisábamos. Hyuk se separó solo un poco y me sonrió.
—Quisiera poder pasar cada día de mi vida así, contigo.
—Y puedes hacerlo, no hay nada en este mundo que te lo impida.
—Sí hay algo... - Lo miré animándolo a continuar con lo que tenía para decir. — La culpa me impide amarte como quisiera, cada vez que te miro recuerdo lo idiota que fui cuando te dejé.
—Hyuk, mírame —tomé su rostro entre mis manos y acaricié sus mejillas — Tienes que olvidarte de eso, quedó en el pasado. Es verdad que eso pasó, pero no puedes continuar soportando el peso de una culpa que ya fue perdonada. Yo te perdoné hace mucho tiempo. Ambos nos amamos, y eso es lo único que importa.
Tú eres mío, mío eternamente.
Ven a mí, siempre lo supiste.Asintió una vez, sonrió relajadamente y supe que iba a olvidar lo malo del pasado. Era hora de seguir adelante, de sanar por completo y crear buenos recuerdos.
Acerqué mi rostro al suyo y lo besé. No fue un beso profundo o apasionado, pero expresaba todo el amor que sentía por él. No necesitó más que eso para volver a abrazarme estrechamente y continuar bailando al ritmo de la canción.
—Eres mi ángel, Hae.
—Siempre voy a cuidarte, Hyuk.
Ya te adoraba antes de pones mis ojos sobre ti.
Te amo, no puedo quitar mis ojos de ti.×××××
Y llegó el final de esta pequeña historia. Espero que les haya gustado tanto leerla como a mí escribirla.
Muchas gracias por los votos y comentarios ♡ Muy pronto voy a publicar otra historia.
P.D: La canción que aparece en este epílogo se llama Adore y es de Jasmine Thompson.
Saludos 🌻
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[ EunHae ] Entre Sábanas y Amores Imposibles.
RomanceEsta vez les presento un mini seriado, no es el primero que hago pero sí el primero que publico. La verdad es que estoy muy ilusionada con la idea de compartirlo. Está compuesto por cuatro capítulos...(y tal vez un epílogo), voy a publicar uno por...