Jamás creí en los clichés, la historia donde el badboy/ fuckboy se enamoraba de la rara y tenían una hermosa relación se me hacía estúpida, ese tipo de amores solo se veía en las películas y novelas románticas.
Pero bueno creo que me estoy adelantando empezaré desde el inicio de todo ...
Empecemos por el 8 de agosto, había terminado mis vacaciones de dos meses y era hora de ir a la escuela.
Me levanté a las nueve de la mañana y me metí a bañar, el día anterior había elegido mi outfit: un pantalón blanco y un blusón del mismo color acompañado de un suéter color crema y unos zapatos plateados con algo de tacón.
Cuando termine de bañarme me vestí, luego me puse un poco de brillo en los labios y un poco de máscara para pestañas, no solía maquillarme mucho para la escuela. Alacie mi cabello, lo cual la gente siempre me reprochaba, me decían cosas como "sabes cuantas mujeres quisieran el cabello chino" y "te vas a dañar el cabello" pero yo me sentía cómoda haciendolo, de cualquier manera mi cabello no me llegaba más allá de los hombros y cuando lo alaciaba se veía más largo, eso me agradaba.
Me coloqué unos pupilentes de color gris aceituna, había comenzado a usar pupilentes en tercero de secundaria y desde entonces me encantó el efecto de los ojos con colores notorios tales como morado y gris.
Muerta de hambre fui al comedor y vi a mi papá.
-Buen día - lo saludé, el ya se encontraba desayunando
- Hola- dijo él sonriendo. Mi papá era un hombre sumamente increíble, había vivido muchas cosas malas y buenas y jamás se había dejado caer.
Seguimos hablando de trivialidades mientras desayunabamos.
Cuando termine me lave los dientes y tomé mi mochila, revise que todo estuviera en orden y me despedí de mi padre, posteriormente me fui a la escuela.
El trascurso fue rápido, siempre iba escuchando música y este día no era la excepción.
Mi nombre es Elena curso el tercer semestre de preparatoria, tengo 16 años.
Cada dos semestres en mi escuela nos cambiaban de grupo, algo que claramente no me entusiasmaba mucho.
De pequeña me había costado demasiado socializar, ya saben la niña que amaba el miedo y los zombies, criada únicamente por mi padre y mi abuela paterna; siempre había odiado las cosas demasiado femeninas, yo era feliz con el cabello agarrado en una coleta baja, un pantalón deportivo y una playera con estampado.
Claro hasta que llegó Elli, la pareja de mi padre la cual había actuado como mi madre y me había enseñado como vestirme, como comportarme y como peinarme, cosa que le agradecía mucho.
Baje del camión y camine hacia la escuela con los nervios al mil; ¿Y si no encajaba?¿Y si me quedaba sola ?. Si, claramente me atemorizaba no tener ni siquiera un amigo, para una niña que creció prácticamente sola (a excepción de las veces que iban mis primos a mi casa) estar sola era deprimente.
Nuevo grupo, nuevos salones, nuevos compañeros, jamás me imagine lo que me esperaba.
Llegué a mi salón más temprano de lo que quise, no había casi nadie hasta que llegó Jeremy un chico el cual había conocido hacía unos pocos días (por Facebook) en seguida nos pusimos a hablar, Jeremy era alto de piel blanca y ojos claros , después le hable a Johana, ella era bastante linda, era de baja estatura, cabello largo y ondulado, tenía una tez perfecta y una sonrisa muy linda. Todo lo contrario a mi.
Poco a poco fueron llegando más y más alumnos, realmente no vi a los demás sólo me concentré en sobrevivir la primera hora.
Este año mi propósito (irónicamente) era socializar con todos los del salón.
Empecé a hablar con Jeremy de cosas sin importancia y cuando me di cuenta que estaba hablando mucho y muy rápido ya era tarde.
- Cuando te vi en Facebook creí que eras callada- me dijo Jeremy riendo y yo claramente me vi en una situación incómoda así que con nervios sólo pude soltar una risita nerviosa.
Genial ahora van a pensar que soy rara y no me hablara nunca.
Pensaba al mismo tiempo que daba la hora de la clase.
Pasamos al salón y nos sentamos en la butaca oyendo como la maestra daba la presentación que sinceramente no escuché mucho, me encontraba trabajando en calmar mis nervios cuando sonó su voz, gruesa, potente y segura, de aquellas que te pueden decir lo que sea y lo crees automáticamente. Algo en su voz me hizo temblar y decidí que iba a conocer bien al dueño, que, por cierto no había visto aún.
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Mi Perfecto Cliché
Teen FictionJamás creí en los clichés, se me hacían absurdos, la idea de que dos personas se enamorarán de ese modo era algo lejano a la realidad para mí. Mi nombre es Elena y jamás creí en el perfecto cliché de amor descrito por los libros ... Jamás ... Hasta...