Capítulo 11

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Narra Andy:

Diablos con este idiota.

- ¿Tu qué mierda sabés de ella maldito imbécil si lo único que le hiciste a sido follarla? - le digo enojado y lo vuelvo a agarrar del cuello de la camisa.

- Tienes razón, yo no sé nada de ella, ¿Me dirás qué tú si? - el maldito se burla de mi - ¿Cuanto llevan de "novios"? - hace comillas con sus dedos - ¿Una semana? ¿Un mes? ¿Y ya crees conocerla lo suficiente para dar la cara por ella? -

- La conozco lo suficiente para saber que tú eres un maldito idiota con ella, y se que me falta conocerla, pero no lo haré tratandola como basura como tú haces -

- Yo la conozco lo suficiente como para saber que huyó de aquí - dice entrecortado cuando le empieza a faltar el aire por mi agarre -

Miro a ambos lados y no la veo en la banca que estaba. Ella... ella ¿Se fué? ¿Así sin más? ¿Realmente hizo eso? Me abstengo de las ganas de pegarle a Frederick y lo suelto de un empujón que lo hace terminar en el suelo a lo que el se queja por el golpe en su trasero.

Sin esperar más empiezo a buscarla con la mirada y a caminar al rededor del parque. Diviso la heladería donde tampoco se encuentra, cuando mi mirada se posa en el auto logro ver con un poco de dificultad debido a la distancia que se encuentra allí. Ella no se fue.

Camino a paso apresurado hasta el auto y me subo en el asiento del conductor. Intento hablar para disculparme por mi comportamiento pero no logro articular palabra alguna. El ambiente se vuelve tenso, tanto que tengo miedo de encender el auto por miedo a que provoque algo malo.

- Yo... - comienzo pero ella no me deja siquiera seguir.

- Solo déjame en mi casa - pide en un susurro que me hace sentir decepcionado por el echo de que siento que la cague feo.

No espero a que lo pida dos veces ni intento convencerla de que se quede conmigo, aunque eso sea lo que yo quiero. Emprendo el viaje a su casa en un silencio muy incomodo, la tensión en el aire se podría cortar con tijeras. Es tan odiosa esta situación. Al llegar a su casa ella baja sin despedirse y yo no me voy hasta que la veo cruzar la puerta.

Realmente no se a donde ir. Mi casa definitivamente no es una posibilidad y llevo casi media hora conduciendo sin rumbo. Llego a un parque desolado y algo deteriorado. Veo que frente a este hay un almacén 24hs y no dudo en ir hasta allí.

- Un Marlboro Red, por favor - pido a el hombre de unos cuarenta y tantos que me atiende. Luego de pagar y recibir la cajetilla de cigarrillos me regreso al auto. Saco de allí el encendedor guardado en la guantera y elijo una banca del parque.

Hace casi un año que no coloco uno de estos en mis labios, pero la situación lo requiere. Lo enciendo e inhalo el humo hasta que llega a mis pulmones. No logro parar de pensar en las palabras de el imbécil aquel. ¿Él realmente conoce a Alisson? Esa chica me llena tanto de intriga que quisiera poder preguntar sin más. Pero sé que ella no responderá sin mi confianza.

Sé que ella no es realmente quien demuestra ser, y es tanta la necesidad que tengo de que alguien me entienda que necesito saber su verdad.

Al finalizar de fumar me levanto y guardo el paquete en el bolsillo de mi chaqueta, subo a mi auto y sin más remedio vuelvo a mi casa. Por más que intente hacer el viaje lo más largo posible termino llegando sin más. Estaciono y voy hacia la entrada, mientras busco mis llaves la puerta es abierta. Al levantar la mirada me encuentro a mi madre con un nuevo golpe en su rostro y los ojos irritados.

Mi verdadero yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora