Sonaba el despertador. Me levante de la cama y me dirigi al baño, mire al espejo, cerre los ojos y suspire.
Cualquier otra adolescente estaria ilusionada hoy ya que era el ultimo dia de clase pero yo no, hacia tiempo que ya nada me ilusionaba.
Lave mi cara con agua fria, casi helada, el frio era una de las pocas cosas que todavia sentia.
De camino al intituto me distraje en mis pensamientos. Odiaba el verano, el calor, pero no era el buen tiempo en si lo que odiaba. Me odiaba a mi, me odiaba por no ser como esas chicas guapas con el pelo casi por la cadera y tan delgadas que al respirar se les marcan cada una de sus costillas. ¿Por que no podia ser como ellas?
Esa pregunta rondaba mi cabeza cada segundo del dia.
Llegaba tarde al colegio asi que entre a clase directamente y me sente sin llamar la atencion. Transcurrieron las tres primeras horas con normalidad y salimos al recreo.
-¡Cat! ¡Cat!-oi una voz que me llamaba.
-¿Que quieres?- respondi.
Me gire y vi a un chico de mi clase.
-¿Sabes lo que ha dicho Sophie antes de ti?Jo, a esa chica le encanta criticar a la gente...
-Pero, ¿Que ha dicho?- habia hecho que me entrara la curiosidad.
-A ya dijo que estabas gorda, pero no te lo tomes enserio es una envidiosa.
No dije nada.
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Al llegar a casa fui directa a mi habitacion. Entre en el baño, me asegure de haber puesto el pestillo y mis ojos se hinundaron de lagrimas. Me mire al espejo y me seque la cara con la mano. Abri un pequeño cajon del tocador y cogi una cuchilla de afeitar. Mire mi muñeca, ahi estaban mis cicatrices me quede mirandolas unos segundos mientras sujetaba la cuchilla con la otra mano, suspire, cerre los ojos y roce el filo de la cuchilla varias veces por mi piel. De mi muñeca comenzaron a brotar gotas de sangre.
Me habia prometido no volver a hacerlo y sin embargo aqui estaba otra vez sola, tan solo yo y una cuchilla, otra vez mis muñecas estaban sucias pero no podia evitarlo. Despues del recreo me pase toda la mañana pensando en lo que dijo Sophie. Tenia razon, doy asco, no me extraña que nadie quiera estar conmigo.
Otra vez me tocaba esconder los cortes, de verdad que estaba harta de que nadie lo supiera, de tener que llevar siempre manga larga o decenas de pulseras para poder taparlos, pero tenia que hacerlo o me tomarian por loca.
Alguien comenzo a tocar la puerta de mi baño.
-¿Cat?, vamos sal. La mesa esta puesta.
-Vale mama ahora voy.
Me asegure de que mi madre ya se habia ido y sali de baño. Me escocian los cortes pero los tenia que tapar con algo asi que me puse un jersey de manga larga que los cubriera.
Me sente en la mesa y cogi un filete de la fuente, me lo comi. Cuando estaba a punto de pinchar otro una voz en mi cabeza empezo a decir "No comas, debes estar mas delgada" "Las chicas guapas no comen" "¿No quieres ser como ellas?"
Aparte mi plato y le dije a mi madre que no me encontraba bien que habia comido chucherias en el recreo y no tenia mucho hambre. Me creyo, como siempre, y me fui a mi cuarto.
Mis tripas rugian, no habia comido nada en toda la mañana, pero no podia comer, no hasta que estuviera delgada. No hasta ser como ellas.
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Diario de mi desorden
Teen FictionUna persona, un desconocido, quizas una casualidad. Una casualidad que mas que casualidad es salvacion, porque cuando no tienes razones para seguir viviendo y crees que solo sabes autodestruirte, llega él y da la vuelta a tu vida.