Para ellas mis amores pasados.

Año: 2001. (57) Pobre paloma.

Pobre paloma.

Cuando un ave alza el vuelo al amanecer,

ve cómo el sol se eleva por el horizonte,

las montañas se desvisten del gris de la noche y muestran su verdadero color,

las aves cursan los cielos y uno,

viaja entre los bosques y ríos,

vuela entre los cerros y siente la vida a plenitud,

vivirá sintiendo sus propios deseos,

su propio sentimiento,

su tiempo no será en vano,

pues libre en cuerpo y alma goza su existencia.

Esa ave entre su vuelo,

cerca de una ventana ve a una paloma dentro de una jaula,

se acerca y se posa en la rama de un árbol justo frente a ella,

esa paloma no podía mirar más allá,

de lo podía ver a través de la ventana,

no conocía el mundo,

había nacido y crecido en una prisión que para ella era normal,

era algo que ella aceptaba sin saber,

ella creía que era libre,

pues su libertad era estar dentro de una jaula.

El palomo la miraba ahí,

no comprendía que le pasaba a ella,

él le cantaba,

la invitaba a salir,

a pasear entre las nubes,

hacía gala de su vistoso color,

mientras ella asustada,

se escondía entre su plumaje gris falto de brillo.

La paloma sentía miedo,

al ver lo que el palomo hacía,

ella tenía temor,

creía que el palomo invadía su vida,

su mundo,

creía estar en peligro sin saber lo que el palomo en verdad sentía,

¡Pobre paloma!

Era prisionera en cuerpo y alma,

de una existencia tan vana,

que sólo giraba alrededor de los paseos que un humano le daba por el jardín,

cuando la sacaban en su jaula,

no conocía lo que era en verdad vivir,

no conocía lo que era luchar,

pelear por existir,

no cocía su propia fuerza interior,

sólo creía conocerse,

aunque no conocía su libertad,

no comprendía lo que era vivir en libertad,

tenía miedo a explorar un mundo que para ella,

a pesar de junto al palomo vivir en el mismo planeta,

era totalmente desconocido para ella,

no sabía que era ser libre a su totalidad.