Un paseo inolvidable

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Un paseo inolvidable

La noche transcurrió sin problemas, tranquilo a pesar de la llovizna, esa noche Lucí durmió como pocas veces, en una cómoda cama, calientita sobre las cobijas. Sin pesadillas atormentandola.

Mientras que al lado opuesto de la habitación Kevin no pudo ni siquiera conciliar el sueño, tenía a una chica en su casa, solos y pues cualquier chico normal se sentiría nervioso, así como él o ¿No?

Al día siguiente como kevin había dicho llamó a su amiga y compañera de la universidad, se encontrarían en él centro de la ciudad en una hora.

Lucí se puso la gorra que le había dado él joven y salio del cuarto, ya afuera en la sala kevin la esperaba sentado, pensativo sin darse cuenta de la joven.

—Yo... estoy lista —. Dijo sin saber qué hacer.

—Oh, perdón estaba distraído, ¿Dormiste bien? —. Preguntó con interés.

—Si, muchas gracias —. Contestó educadamente, no quería ser echada tan rápido a la calle y estar sola de nuevo.

—Bien, vamos tenemos que llegar en menos de una hora al centro si no seré regañado.

Subieron al coche y arranco. Lucí miraba por la ventanilla, se sorprendía por cualquier mínima cosa, como un niño que descubre el mundo. Todo le era nuevo.

Kevin en momentos cuando paraba por el cambio del semáforo, miraba a la chica y él se sentía tranquilo, feliz por la actitud tan infantil de Lucí, reía en silencio solo para él. Ella le era un misterio pero era cómodo en ocasiones su compañía.

—Lucí llegamos —. Informó kevin aparcando el auto.

Momento después bajaron dirigiéndose a una pequeña fuente y enfrente al otro lado se encontraba un restaurante lujoso, en la esquina casi dando vuelta una tienda donde vendían cualquier clase de dulces, hasta chocolates, hasta chicles, caramelos en fin. En el otro lado de donde estaban había una heladería de todos los sabores, más alejado una fonda donde vendían comida más económica.

Estaban mero en el centro donde las personas iban y venían de aquí para allá y mientras esperaban a Maria kevin se alejó para comprar unos tres helados, estaba casi seguro que le gustaría probar a la pelirosa uno.

Lucí ni siquiera se había dado cuenta ya cuando él chico le ofreció el helado en sus manos. Solo esperaron un minuto más y llego Maria.

—Hola Kevin, hola —. Saludo a Lucí y le dio un beso en el cachete a su compañero.

Maria miraba a Lucí con desconfianza, no podía imaginar cómo su amigo la había dejado entran en su vida sin conocerla, pero ella no era igual, no.

Lucí se volteo para no verlos y esa voz volvía de nuevo.

<<Ella lo alejara de ti y volverás a tu maldita soledad, yo soy la única que está a tu lado y puedo ayudarte si me dejas. Eres una idiota infantil, ¿como puedes creer tanto en ellos? >>

Lucí no sabía la respuesta, pero no era eso, era que necesitaba, quería, creer, confiar y si no lo hacía qué caso tenía seguir con esto. Una parte de ella sabía que tal vez en cualquier instante él joven la sacaría de golpe de su vida, pero otra suplicaba, rogaba que estuviera equivocada.

—Lucí vamos tenemos que comprar algunas cosas, más aparte lo que tú necesites —. Hablo kevin sacándola de sus pensamientos y Maria terminando lo último que quedaba de su rico helado.

Caminaron varias cuadras arriba donde habían varios puestos donde vendían ropas, zapatos, joyerias de fantasia, después un mercado y más al fondo fue donde Lucí paro de caminar observando minuciosamente algo que era evidente que le gustaba era una boina a ganchillo color anaranjado casi al amarillo tenía suficiente espacio para ocultar sus orejas.

Kevin al verla y al ver que estaba en oferta compro dos boinas para ella, luego entraron en un establecimiento de ropa donde estaban igual en oferta, compraron entre dos pantalones de pana y lino, dos vestidos estampados cortos, dos mallas y dos blusas estampadas, y eso fue todo por lo que les pudo alcanzar.

Al salir siguieron su camino, Lucí caminaba atrás cuando escucho una voz esta era diferente al que usualmente escuchaba, esta era suave, gentil.

<<Lucí...  Lucí...  ven aquí>>

Una fuerte presencia desde lejos pudo percibir Lucí, era de su misma raza y corrió a su encuentro perdiéndose entre la gente.

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Que tengan feliz lectura

Nueva Especie (Sin Editar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora