Un retrato roto

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Un retrato roto

Mía despertó confusa, estaba recordando todo tan rápido que le dolía la cabeza. Se dio cuenta del lugar en el que estaba, la luz entraba por la ventana y al sentarse miró al Doctor Anderson de pie en la puerta.

—Hola Mía, me alegro que despertaras —. Saludo amable.

La chica se levantó de la cama de un salto y fue donde él estaba dándole un fuerte abrazo, fue como abrazar a su propio padre y entonces le dijo llorando:

—Pensé que no volvería a verte papá, perdón sequé solo debí llamarte pero te desobedecí.

—Esta bien pequeña, disculme tú a mí por ponerte en peligro —. Hablo con pena, no le agradaba nada verla haci.

Mía se separó de él y le contó todo lo ocurrido con Lucí, que habían dos personas diferentes en la cabeza de la joven, la otra se hacía llamar Melisa y ella era la parte asesina de Lucí y quería tener el control de su cuerpo.

—Lo supuse, yo me negaba a creer que Lucí fuera capaz de matar a alguien —. Suspiro Anderson preguntándose qué debía hacer para evitar ser dañada o que ella dañara a las personas.

—Lucí conoció a un chico... eso entendí de lo que dijo Melisa, pero ella espera que él la abandone —. Informo la chica sentándose de nuevo en la cama con pena, Mía sabía muy bien lo que sentía Lucí pues ella lo sentía igual. La soledad.

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—¡Lucí! !¿Donde estas?! —. Gritaba Kevin desesperado, corriendo en círculos, se culpaba por no haberle prestado atención y si le pasaba algo malo no se lo iba poder perdonar nunca.

—¡kevin aparecerá no te preocupes...!

—Por dios, que no me preocupe, Lucí es mi responsabilidad lo entiendes, ella... ella esta perdida debe estar asustada y yo... yo no puedo encontrarla ¡Dios! —. No pudo soportarlo y como un niño se puso a llorar, le había fallado. Recordó el momento de la pérdida de su pequeña hermana.

—Kevin, controlate vamos a buscarla —. Dijo Maria dándole un golpe para sacarlo de ese estado.

Por separado buscaron a Lucí pero fue María quien la encontró primero en la fuente.

—Lucí, cielos kevin te esta buscando muy preocupado.

—Me perdí, no sabía donde ir y recordé este sitio —. Dijo Lucí con voz débil.

En ese instante llegó Kevin, sintiendo alivio la jalo hacia su cuerpo, quería sentirla, saber que realmente se encontraba bien y lo estaba.

—Perdón... perdón —. Sus ojos se miraron por unos segundos y fue Lucí la que se separó de él.

Primero dejaron a María en su casa y luego ellos, aún no hablaban del tema y ya no importaba.

La noche llegó y cenaron en silencio, Lucí camino a su cuarto mientras Kevin recogía los trastos de la mesa.

La joven despertó por la media noche, escuchaba gritos y quejidos, se levantó dirigiéndose a la habitación de Kevin. Era él quien hacía ruidos.

Abrió la puerta y pudo observar al chico dormido teniendo una horrible pesadilla, Lucí se acercó a la cama sin hacer mucho ruido, le acarició el cabello y tuvo un impulso de saber que soñaba. Colocó ambas manos en su cabeza y lo vio y pudo entender su dolor, fue tan fuerte la conexión que ella lloró esa noche no sin antes distorsionar el sueño que a él lo hizo tranquilizar.

Aún era de noche cuando ella corrió al armario donde kevin guardaba la foto de su hermana con una rosa marchitada y los arrojó al suelo rompiéndolo en mil pedazos pero en ese momento no era Lucí quien lo hacía.

Lucí reaccionó poco tiempo después pero ya era tarde Kevin miraba la foto con dolor.

Nueva Especie (Sin Editar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora