Humanismo

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Roberto, 2017

Para mi amada hija Paola:

Hola pequeña, debes estar cumpliendo tus 18 años, si mal no recuerdo...

18 años... Tu madre debe estar muy orgullosa de ti. Yo también lo estoy, he oído que eres una buena niña, que estas estudiando tu carrera de Recursos Humanos, eres muy amable con todos, también escuche que por las tardes cuidas niños para ganar un poco de dinero, eres una niña ejemplar. Como me gustaría conocerte. Por eso me atreví a escribirte, porque quisiera conocerte, quisiera acercarme a ti.

Debes estar enojada y preguntándote ¿Dónde estuve todo este tiempo? ¿Por qué después de 18 años he decidido buscarte?

Mi vida fue muy difícil. Crecí con una familia disfuncional. Mis padres amaban más a mi hermano menor que a mí. Me sentía indeseado. Sentía que no pertenecía a ese hogar. Así que la mayoría del tiempo me la pasaba en la calle, conforme fui creciendo me fui introduciendo a las drogas, cada vez era más difícil controlarme. Comencé a ser agresivo, mi madre me tenía miedo. Fue tanta mi adicción que... Mataba por la droga. Tuve que apuñalar gente por un poco de droga... Mi vida estaba destruida. Paso el tiempo, me case con tu madre y tu llegaste a nuestra vida, me calme por un tiempo, pero después de meses de nacida yo volví a mis adicciones. Tu mama se separó de mí, me demando, fui a dar a la cárcel y yo no tenía permitido acercarme a ti, ni después de la condena. En lugar de que eso me ayudara a cambiar para bien, yo seguía pensando que era malo y me volví peor, el rencor fue mi mejor motivación.

Pero un domingo por la mañana pude observar a uno de los presos abrazando a su hija, ambos con lágrimas en sus ojos. Esa imagen me conmovió. No lo soporte... Me di cuenta de mis errores, me di cuenta que te amaba y que extrañaba a tu madre... Me deprimí.

Los de la cárcel, encargados del bienestar del preso decidieron mandarme para que hablara con una persona... Yo no entendía muy bien para qué.

Esta persona me cambio la vida. Me escuchaba sin ser juzgado, me dejaba ser autentico, me dejaba ser yo mismo, me aceptaba... Nunca había tenido esa conexión con alguien.

Después de tiempo esta persona me explica que es psicólogo humanista. Yo no entendía ni que era un psicólogo, mucho menos humanista.

Me comenzó a explicar que era seguidor de Carl Rogers, y Carl creía que todos los seres humanos éramos buenos por naturaleza. Me dijo que yo era bueno, yo fui corrompido por la sociedad y por la circunstancias pero que en el fondo era bueno y estaba en mi el poder de cambiar, el poder de ser mejor. Me motivo. Me motivo a desear que mi existencia fuera mejor. Quise ser una mejor versión de mí.

También me explico como todas las personas éramos únicas y diferentes tal y como lo decía Gordon W. Alport.

Todo esto hija me ayudo a darme cuenta que yo no soy mi pasado, yo no soy mis drogas, yo no soy mis errores, yo soy bueno y hay mucho más en esta vida que cosas malas, que tragedias.

Quiero cambiar y quiero que tú seas parte del cambio.

Te amo hija... Perdóname, perdóname por no haber estado contigo todos estos años.

Déjame verte aunque sea solo una vez... Por favor...

Todos merecemos una segunda oportunidad ¿no crees?

Con amor tu padre

Cartas de Corrientes psicológicasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora