Contando ovejas para dormir

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Ian Oswald, de la Universidad de Edimburgo, quiso estudiar condiciones extremas para quedarse dormido en 1960. 

Imaginaos las técnicas utilizadas con los pobres voluntarios: música bien alta, descargas eléctricas en las piernas, cintas adhesivas en sus ojos para evitar que se cerraran, luces de flash a medio metro, etc. La peor tortura que puedo imaginarme, sin duda. 

Los tres sujetos del experimento pudieron dormirse en 12 minutos

Experimentos en humanosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora