Capítulo 12

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- ¡sí, si!…follame más…mmm – le digo sin parar de correrme. Sergio se toca ahora la polla con fuerza, disfruta de mis gemidos y mis palabras que indican mi dulce agonía. Siento como de nuevo juan ralentiza sus embestidas y como con su mano derecha toca mi clítoris. Consigo calmarme y me atrevo de nuevo a saborear a Sergio, que tiene ya su polla más dura, tanto que siento como tiembla en mi boca – tranquilo, ya llegara su momento – le digo y de nuevo comienzo a juguetear con él.

Juan no para de follarme, esta vez suave, lento, pero sin dejar que mi cuerpo se tranquilice, cuando de repente siento que otro orgasmo invade mi cuerpo y me dejo llevar por el suave y complaciente momento. Grito de nuevo y esta vez Sergio es más hábil y ahoga mis gemidos con su polla, introduciéndola más adentro. Siento como me ahoga e intento respirar, pero esa falta de aire ayuda a que mi orgasmo sea más intenso, que lo sienta más en las paredes de mi vagina y aprisione aun con más fuerza la polla de juan.

Termino de correrme y juan sale suavemente de mi

- ven aquí nena – y me ayuda a levantarme. Sergio aprovecha el momento y se despoja de las últimas prendas que le viste su escultural cuerpo. Es delicioso el verle por fin totalmente desnudo – ahora ponle el condón y siéntate en su polla, quiero ver como cabalgas en el – me indica juan. Definitivamente es el quien lleva el mando en la relación. Asiento enseguida y hago lo que me dice. Sergio sin decir palabra, se deja poner por mí el condón y se prepara para recibirme. Me siento de nuevo ahorcajada encima de él y acerco lentamente mi sexo a su polla. Siento

como el calor entre los dos se hace más patente. Termino de introducir en mí su erección. Gimo de placer al sentirla tan dentro de mí. Sergio me toma por el culo, clavándola aún más. Se saborea al sentirme tan mojada, tanto que comienzo a mojar su entrepierna e inmediatamente comienza a moverse debajo de mi

- déjame a mí, quiero follarte – le digo mientras tomo el mando. Juan se hace a mi derecha, me toma la cara entre sus manos y me besa

- ahora me toca a mí sentir esos labios. Vamos nena, muévete para mí – y apresuradamente acerca su polla a mi boca, mientras yo comienzo a moverme en círculos encima de la polla de Sergio. El no deja de agarrarme por el culo con fuerza, sintiendo mis movimientos en sus manos, en su polla. Resopla como un loco lleno de vicio e intenta de nuevo saborear mis pechos. Sigo chupando la polla de juan que tiene todo mi sabor. Me encanta tenerla en mi boca y se lo demuestro, tragándola entera. El gime de placer y me folla la boca

- eso…eso, chupa así, con vicio como tú solo sabes hacerlo – dice follandome con más fuerza aun la boca.

Estoy totalmente perdida entre estos dos hombres, disfruto de ellos de tal manera que no quiero que termine, quiero que me follen hasta decir basta.

Llevamos un par de horas follando como locos, el salón fue el preámbulo de lo que nos esperaba en la habitación. Yo sintiéndome deseada por dos hombres, hasta tal punto de que mi cuerpo no paraba de enviarme eléctricos momentos llamados intensos orgasmos que me dejaban sin respiración. Primero juan que con su manera indescriptible de follarme, hace que pierda la noción del tiempo y el control de mi cuerpo, haciendo que un mar de orgasmos se levanten con la fuerza de un maremoto dejándome sin fuerzas. Por otro lado Sergio, el inocente y viril hombre desconocido que esta noche hace que mi cuerpo reciba sus caricias, besos y embestidas con total sorpresa y satisfacción.

No paro de follarles, mis piernas están a punto de desfallecer, pero mi cuerpo sigue pidiendo más y más. Asalto tras asalto, mis hombres sudan llenándome los poros a gotas, dejando que mi piel absorba toda la lujuria que me entregan. Mi vagina se tensa cada vez que siente que una de sus pollas la folla, abrigándolas muy dentro con su calor y su humedad. Mis pechos totalmente erguidos, no dejan de pedir que sus bocas les saboreen. Mi boca ansiosa a más, pide que la llenen con toda la dureza de sus miembros. Esta noche es de sexo, animal, sudoroso, instintivo…solo sexo.

Aun sin correrse ningún de los dos, lo cual agradece mi cuerpo después de tener una veintena de orgasmos, se acomodan a mi lado mientras yo, jadeante y agotada, me acuesto en mitad de ellos dos

Cuestión de lujuriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora