Él no recordaba mucho de ese día, "Solo recuerdo que me desperté", era su inicio típico. Se despertó entre una pila de cadáveres de personas que desconocía y seres cuya especie desconocía, un cielo que no conocía y un suelo que desconocía, portando una armadura desconocida y una flecha desconocida en su pecho desconocido, hacer una lista de lo que su ignorancia albergaba podía estar al mismo o similar nivel que la de un niño de pocos años de edad, ni siquiera su nombre escapaba de ella.
¿Quién soy? ¿Qué paso? ¿Qué es esto? Todas esas dudas entraron en su mente apenas se levantó, ¿Por qué me atraviesa una flecha? ¿Por qué todo está destruido? Un sinfín de preguntas lo agobiaban, sin embargo el sentido común de toda persona, al ver aquel tétrico paisaje sería el de ponerse a seguro, el ruido de los buitres lo alarmaba, al no saber qué clase de seres eran, pensó en tomar alguna espada y guardarla, aunque no sabía muchas cosas, su conocimiento sobre lo nocivo y el significado de las armas aún permanecía dentro de él.
Aquel cadáver ándate, camino entre las pilas de cadáveres, buscando protección en el bosque más cercano a la vista, guiándose por el verde distante de las montañas, las cuales parecían ser lo único que escapaba del tétrico gris del cielo y del paisaje muerto donde se encontraba, su armadura se sentía incomoda y aquella flecha en su pecho era molesta, por lo que se despojó de ellas, debajo, se encontraban unas ropas de telas oscuras, un suéter del color del océano con un par de botones debajo del cuello, guanteletes de cuero que exponían sus dedos, un pantalón negro de una tela más gruesa sujetado por un botón y un cierre vertical, al igual que por un cinturón de malla de metal.
Sus pies estaban protegidos por una fina tela solamente, por lo que se dejó las botas de su armadura para poder caminar sin poner en riesgo sus pies. Lo primero que le llamo la atención fue el hecho de no estar sangrando a pesar de haber tenido una flecha en su cuerpo, el cual veía por primera vez, o al menos para él era así, en el reflejo de su pechera metálica, una piel pálida como la de un cadáver, marcada por unas ojeras inhumanas y algunas venas cercanas a los ojos, un pelo largo y negro, "Necesito un corte y descansar un poco, ¿Qué he hecho todos estos años?" pensó, ignorando las demás dudas que debía tener, tiro aquella pechera y continuo caminando.
Logro divisar un bosque cercano, separado de él solo por uno de los múltiples cráteres de poca profundidad que se encontraban en el lugar, bajando por el cráter se percató de un objeto peculiar que yacía en su centro.
—¿Un brazo?
Pregunto al aire al ver aquella extremidad negra y monstruosa en tal lugar, aunque no era raro verlos por todos lados, normalmente estos cráteres estaban vacíos, como primer instinto de un joven curioso y poco brillante, intento pincharle con aquella espada hurtada, para su sorpresa, aquella espada no era capaz de penetrar las escamas negras de aquel brazo, ni siquiera las puntiagudas uñas del mismo se veían afectadas, por más fuerza que hiciera sobre ellas o sobre el resto del brazo, hasta la carne expuesta era intocable.
—Cosa inútil.
Fueron sus palabras para aquella espada, acusándola de debilidad a pesar de estar hecha de los mejores materiales que habían, tirándola sin dudar y sin siquiera mirar su espalda para evitar heridos, lo que evitase que se percatara de que dicha espada, llamada inútil por él, no tuvo problema alguno al aterrizar y clavarse completamente sobre uno de los demonios que trataban de levantarse para alimentarse del chico, para así recuperar fuerzas e irse, un golpe de suerte podría decirse.
El joven agarro el brazo, viendo su peso y su tamaño se percató de que sería una buena arma para poder defenderse, similar a un garrote, lo que el joven ignoraba era el propietario de dicha extremidad. Agarrando aquel brazo por la mano, como si de un apretón se tratara, se adentró en el bosque, en el cual no tardo en encontrar un poblado, lastimosamente, este se encontraba totalmente devastado, abandonado y deprimido, parecía llevar meses en ese estado.
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La leyenda de Vasir.
Fantasy¿Un cadáver andante puede considerarse un ser vivo? Para Vasir, aunque no recuerde ni su nombre, esto no tiene razón, por ello busca la vida nuevamente, sin embargo una noticia alarmante apuro su búsqueda y lo saco de sus pacíficos días de cadáver l...