El Viaje

II

Otra vez estaba en esa habitación, no pude reconocer de quien era y la sombra se acercaba cada vez más pero, no hacía mi, sino a la cama y cuando la alcanza me despierto, intento dormir nuevamente para ver si volvía a aparecer pero no era así.

Mientras desayunaba me quedé pensando ¿Quién estaba sobre la cama? ¿Por qué la sombra me ignoró? Quizá son preguntas que nadie podrá responder, más que yo.

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En la tarde cuando salí de la escuela me dirigí a la casa de mi tía, ella es una persona muy creyente de las religiones y le iba a preguntar que opinaba sobre las pesadillas que tuve recientemente, quizá ella podría darme algunas pistas o solo decirme que el “señor del tridente” como le decía ella, ya que llamarlo por su nombre era de mal augurio, estaba en mi casa y que debía de ir a la iglesia a pedir que se vaya.

Cuando llegue le conté sobre lo que pasó hace cuatro años y hace unos días.
—¿Por qué crees que han vuelto a aparecer después de tanto tiempo?— Le dije
—No lo se, quizá quieran mostrarte alg-
Paró de hablar.
—¿Tía que te sucedió? ¿Por qué dejaste de hablar?— Le pregunté y ella solo se quedó en silencio hasta que me dijo.
—Creo que será mejor que vayas a tu casa, ya es muy tarde y tu madre se va a preocupar— Me dijo en un tono algo raro.
—Esta bien, me iré pero, ¿Qué fue lo que te paso? Me procupas—
—Nada, sabes que a veces me dan dolores de cabeza y mi cuerpo deja de responder, ya se me pasará— Dijo despreocupada.
—Esta bien tía, llama a un médico para que te revise, adiós—
—Lo haré, saludame a tu madre.

Yo sabía que algo me ocultaba, esos dolores no le habían pasado en mucho tiempo. Debía descubrir que era lo que trataba de esconder, mientras tanto, buscaría ayuda en otro lado. 

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En la casa de la tía...

—¿Qué haces aquí?
—Solo intento llegar a él y este es el único lugar en donde sirve mi presencia
—No lo lograrás, no mientras yo lo pueda impedir
—¿Por qué?
—No quiero que le hagas daño...