El Viaje

VI

Ahora tocaba lo más difícil, como hacer que mi madre firme sin que descubra que es lo que estaba haciendo.

Después de estar un rato pensando, lo decidí, le diría que era una nota de la escuela para ir a una excursión, pero debía buscar un momento en el que este muy ocupada como para leerla, de ese modo solo bastaría que le explicara para que era y le de un bolígrafo para firmarla.

Ya había pasado un poco la hora del almuerzo y aun no lo preparaba, lo que significa que estaría apurada para luego ir a al trabajo. Era el momento perfecto y no debía desaprovecharlo, esperé a que estuviera cortando algo para que no me mire y pida el papel.

—Mamá ¿Podrías firmar este permiso de la escuela para ir a una excursión?
—Claro que si amor ¿A dónde se irán de excursión?
—Iremos a un bosque cerca de aquí, calma que también va un guardaparques con nosotros por si aparece un animal peligroso.
Dudo unos segundos y finalmente dijo sí, pero como estaba más tranquila de lo que debía estar tuve que doblar el papel un poco dejando solo a la vista en donde debía firmar. No me sentía bien por mentirle pero ella también lo hacía cuando preguntaba sobre mi padre, o simplemente evadia el tema.

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Después de la escuela regresé a casa para dejar mis cosas y poder ir a la tienda de Efren. Mi madre estaba en la sala y no se veía muy casual para solo andar por casa, así que le pregunté.
—¿Saldrás?
—Así es y creo que volveré un poco tarde, deje comida en el horno para que cenes y no me esperes despierto.
—Bueno, suerte y ve con cuidado, yo estaré bien, no te preocupes.
Este día no podía ser más perfecto, tenía via libre para ir con Efren y estar el tiempo que quiera. No tarde ni un segundo en salir.

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Creo que rompí mi récord de tiempo, había llegado muy rápido a la tienda. Ellos estaban fuera como si supieran que yo vendría este día.

—Aquí esta el permiso firmado
—Parece verídica, muy bien, vamos a adentro que ya está todo listo, solo faltabas tú.
Cerraron la tienda y me llevaron hasta un cuarto que estaba detrás. Allí había una cama y muchas cajas.

—Este es el depósito y también en donde duerme Francisco pero la pediremos prestada por esta vez, recuestate y te traeré el brebaje
Hice lo que dijo y luego me tomé esa mezcla que sabia asquerosa pero que de inmediato me durmió.

—Rápido Francisco, coloca las velas alrededor de él o será difícil recuperarlo luego.
Y yo estaba allí otra vez, era lo mismo solo  que algo había cambiado, la cama era distinta, fue curioso pero ya estaba pasando la parte de los dibujos en la pared y fue cuando sentí otra vez esa presencia acercarse a mí, mis latidos se aceleraban cada vez más, estaba sudando, se escuchaban los pasos que daba y con cada uno sentía frío en mi espalda hasta que no pude más y cerré mis ojos. Todo se había calmado y me estaba tranquilizando, abrí lentamente los ojos y me di cuenta que estaba en la cama donde antes estaba esa persona, era yo, todo este tiempo fui yo el que estaba en esa cama y ahí realmente sentí miedo, lo que antes veía desde fuera, ahora lo viviría en persona y no quería hacerlo. La sombra comenzó a acercarse tal cual debía pasar, estaba temblando y lo  único en que pensaba era saber a donde me llevaría cuando desaparezca de la cama, que es lo que me sucedería. La sombra llegó, cerré mis ojos otra vez y cuando los abrí reconocí en donde estaba. Había vuelto a la realidad, era la habitación donde me durmió Efren, por fin pude calmarme y cuando iba a salir de el cuarto para buscarlo, algo me detenía en la puerta, no podía pasar de allí y me volví a desesperar, grité y grité pero ninguno me hacía caso, detrás de mi escuche a alguien decirme.

—No te esfuerces, nadie puede escucharte aquí dentro, solo yo.
—¿Q-qu-quien e-eres?
—No temas, no voy a hacerte daño, me llamo Joshua, soy el segundo encargado para guiar a las almas perdidas por este mundo para que logren llegar a él limbo, allí ya no se que sucede porque no me dejan entrar, pero te aseguro que estarás mejor que aquí, aunque el estar muerto no se que tan bien se siente.
—¿Muerto? ¿De qué estás hablando? Yo no he muerto.
—¿No sabes cómo has muerto? Déjame lo busco y te digo para que hagas memoria, wou, es cierto que no has muerto aún, entonces ¿Qué haces aquí?
—No lo sé, estaba con el señor Efren viendo que es lo que sucedía en mis sueños, porque he tenido la misma pesadilla una y otra vez.
—Así que Efren anda haciendo de las suyas, bien niño, te devolveré a tu cuerpo pero no tendrás ningún recuerdo sobre esto, lo único que recordarás son estas palabras, “No quiero verte nunca más aquí, si no te irá muy mal” — Me dijo en un tono muy escalofriante y desperté...