Once

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La vida, en ocasiones, nos obliga a hacer más de una renuncia. Y lo hacemos porque hay aspectos que nos compensan, porque en esa balanza equilibrada sigue estando parte de aquello que te hace feliz.

No obstante, no siempre ocurre de esta forma. La balanza no siempre se mantiene en su punto de sutil equilibrio donde todos ganan y nadie pierde. Es común, que en las relaciones de pareja, alguno de los dos embargue su felicidad por el bien del otro.

Podemos renunciar a lo bueno para lograr lo grandioso, puedes cerrar una ventana sabiendo que hay otra puerta; pero nunca lo des todo a cambio de nada, y aún menos renuncies a todo aquello que te hace feliz como quien salta al vacío de un abismo.

No se trata de ser egoístas, tampoco de priorizar nuestras necesidades por encima de los demás. La vida, lo creamos o no, requiere acuerdos con uno mismo y con el resto de personas. Y ambos son igual de importantes.

Es necesario mantener una dignidad lo bastante fuerte para sentirnos bien con nosotros mismos, para poder mirarnos al espejo y reconocernos cada día, y decir: "este/a soy yo y soy feliz".

A su vez, a la hora de convivir, todos necesitamos de esa reciprocidad tan necesaria donde cada esfuerzo valga la pena, donde cada renuncia se vea compensada por otros aspectos. Donde la felicidad sea compartida y no limitada, absorbida por una de las partes. Estamos seguros de que te interesará reflexionar sobre el tema.

-Ya estoy un poco cansada de todo esto, tener que ver a Jordan todos los días en el instituto con esa chica es algo que me rompe cada día más-.

-Era una linda mañana, todos se veían felices, desearía ser feliz otra vez. Entre a la primera clase de leyes con el maestro Martínez, el tema de esta clase era ¿es alguien culpable del suicidio? {Es en serio} pensé un poco incomoda por eso. Todos hablaron sobre aquel tema pero yo estaba ahí en uno de los últimos bancos escribiendo cosas en mi cuaderno, logré oír lo que dijo el maestro antes de salir del salón,hice una leve mueca y suspire recogiendo mis cosas para poder ir al siguiente salón que correspondia-

-Salí del instituto y fui a mi empleo, odiaba estar allí solo lo hacia porque debía llevar dinero a casa.El día pasó de manera lenta y tomé mi paga diaria, caminé a casa sin prisa entrando y preparándome algo para comer, dejé el dinero para papá sobre la mesa subiendo rápidamente, me encerré en mi cuarto y atasque la puerta, me senté en mi escritorio para comenzar con la exposición-. 

El Diario De Una SuicidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora