Paso A Paso [In A Heartbeat]

Noveno Paso

Me dijeron que pronto me cortan el Internet... debo actualizar lo más que pueda y pronto :"T

Disfruten!

~●~

-y... fin -anunció cerrando el libro

¿cuántos recesos les tomó terminar aquel Shakespeare? Les mentiría si solo les dijera los recesos de una semana, porque solo a eso se dedicaban solo en los recesos. Les tomó tres semanas y media acabar esa obra de amor finalizado en tragedia

-¿y...? ¿te gustó? -preguntó el moreno volviendo a ver al pelirrojo, quien trataba de no soltar lágrima alguna por aquel final

Su cabeza yacía en las piernas de su amado. A medida que cada sesión de lectura se daba, más cerca del moreno se colocaba. La primera sesión fue a su lado, no muy cerca. Otro momento glorioso fue cuando recostó su cabeza en el hombro ajeno, con mucha vergüenza lo hizo, se debe mencionar. En otro día se invirtieron los papeles y fue Sherwin quien leyó mientras su amado estaba tras de él, abrazandolo, o algo parecido, con su barbilla descansando entre el hombro y la nuca del pelirrojo. Comenzó temblando y balbuceando las palabras por aquella cercanía del mayor, pero luego de que este mismo le calmara con un susurro en el oído, pudo seguir sin tanto tartamudeo hasta llegar a leer fluidamente.
Bien, volvamos a la realidad, donde Jonathan tenía a Sherwin recostado entre sus piernas, quien iba a llorar

-¿tan triste fue? -preguntó con una leve risa

-¡sí-í! -chilló- ¡no merecían ser separados! ¡no merecían morir así! -sí, él estaba muy sentido- ¡ellos se amaban!

-lo sé, pero su gente no entendía su sentir -habló con un poco de pena- ojalá eso se hubiera quedado allá, en aquella lejana época

Sherwin supo a lo que se refería. Los prejuicios de aquella época habían viajado a la nuestra, donde te juzgan a ti y a tu pareja no solo por las familias de las que vienen, sino por como lucen, por sus estabilidad económica y, aunque esté siendo aprobado cada vez más, por su sexualidad. Prejuicios que hacen que el mundo no avance.
El pelirrojo tuvo una pequeña visión. Una gota de su imaginación rebalsó y dio paso a una escena: a ambos les podría pasar lo de la historia. No sería nuevo puesto que sucede en el mundo todo el tiempo, ahora mismo podría pasar, incluso, con personas que se aman y... separadas acaban. Si llegaban a algo, separados serían, juzgados serían... muertos podrían acabar... no...
No quería que eso llegase a pasar, no a Jonathan... no a su amado

-¿Sherwin? ¿qué sucede? -preguntó el moreno al ver su expresión de miedo y tristeza

-na-ada... -se limitó a responder mientras se sentaba bien en el pasto, levantándose de las piernas del moreno

-ya puedo decir que te conozco, Sherwin, sé que algo te sucede -habló en voz baja mientras le miraba, le rogaba con la mirada- dime ¿qué sucede?

Ahora el pecoso estaba nervioso, dudando en si hablar o no. No quería preocuparlo o aburrirlo con sus problemas... de hecho... ¿por qué se aburriría ahora de él luego de ya un mes de salidas entre ambos?

Tomó una bocanada de aire y valor antes de susurrar:

-no quiero que acabemos como ellos... -Jonathan lo escuchó

Iba a ocupar el verbo en primera persona, pero su voz simplemente dejó salir esa palabra. Asumiendo algo entre ambos.
Jonathan le miraba atónito y con un leve rubor en sus mejillas, mientras el contrario se moría de la vergüenza con su rostro rojo como manzana. No quiso mirarlo a los ojos, el valor que había tomado se había ido. Mas, sintió unos brazos rodear su temblante cuerpo, deteniendo ese temblar, dándole calidez y confianza

-no terminaremos así. No lo haremos -susurró Jonathan en su oído

Sherwin no pudo soportar más, simplemente pudo abrazarle de vuelta y sollozar en su hombro. Le aterraba aquel futuro, pero creyó en las palabras de su amado.
Lo que quedaba del último receso, Sherwin fue consolado por Jonathan. Detuvo su sollozar cuando la campana escuchó y del moreno se separó

-gra-gracias... -murmuró apenado

-no es nada... -le sonrió Jonathan- vamos, debemos volver a clases -dijo antes de levantarse del césped y tenderle la mano a Sherwin

Obvio que aceptó su ayuda

Ya de pie, fue Jonathan el que empezó a caminar con su libro en la mano. Pero fue la voz de Sherwin la que lo detuvo

-Jonathan -llamó

No debía temer de los prejuicios si nada eran. Debía temer a nada ser. Volvió a armarse de valor y al moreno le dijo, por no decir gritar:

-¡te-engamos una cita!

Y el rostro de su amado era un poema. Con sus orbes abiertos de par en par, con el miedo de que estos pudiesen salirsele, con un rubor notable y su pulso a mil. Fueron solo unos segundos para luego relajarla

-¿ha-ablas en seri-io? -preguntó. No era normal que tartamudeara, ese era el trabajo de Sherwin, no de él

-sí-í... -¿ven?- he-e considerado nuestras últimas salidas como de amigos... pero quiero que salgamos como algo más... -confesó con seriedad

Hubo un breve lapso de silencio antes de que fuera el moreno quien lo rompiera:

-¿aún te gusto?

-no... -respondió casi de forma inmediata- yo-o... aún te quie-ero...

Ahora había un concurso para ver quien estaba más rojo. La competencia estaba empatada.
No decían nada. Uno formulaba una respuesta y el otro la esperaba. Solo eso les importaba ahora, mucho más que llegar tarde a la clase. Pero Jonathan en verdad se tomaba su tiempo...

-pe-perdó-ón, si-i no quie-ere- -hablaba nervioso el pelirrojo, cuando interrumpido fue por su amado

-espe-ero que la cafetería esté abierta ma-añana, luego de clases -deseó, invitó, comentó con una sonrisa

En ese momento, Jonathan jura haber visto un brillo especial en los marrones orbes del menor

CONTINUARA