Llegué a casa más cansado que cualquier otro día.
La pobre chica del puente saltó, y su discurso me hizo sentir que realmente los policías no servíamos para nada, como si nos pagasen por comer rosquillas y por jugar con armas.
Metí la llave en la cerradura de la puerta principal de mi casa e hice un giro de muñeca abriéndola.
Pasaron por mi mente un montón de buenos recuerdos: el olor de galletas recién hechas, mi mujer abrazándome con nuestra pequeña hija de nueve años escondida detrás de la falda de su vestido blanco que la regalé el día de nuestro primer aniversario como marido y mujer...
Negué rápidamente con la cabeza dándome cuenta de que mis ojos estaban llenos de lágrimas. Me limité a secarlas con mis manos haciendo como si nunca hubiesen estado allí.-¿Hola?- pregunté sabiendo que mi hija estaba en su cuarto.
Esperé...
Cinco segundos...
Diez segundos...
-¿Mi vida?- pregunté ya preocupado subiendo las escaleras al mismo tiempo.
Empecé a llamar "mi vida" a mi hija desde lo de su madre, porque cuando ella se murió, toda mi vida era mi hija, literalmente.Tras subir rápidamente las escaleras y quedar enfrente de la puerta de la habitación de mi hija, mi mano temblorosa se acercaba al pomo, esperando lo peor. Empecé a ser tan pesimista desde el día de la muerte de mi amor.
Yo, en realidad siempre había sido optimista, pensaba que todo estaba bien, que cualquier problema se soluciona con el tiempo, pensaba que Kat, mi esposa, era como yo, pero me equivocaba, se ahogó en el problema, y, en vez de nadar a la superficie, se quedó estancada en el fondo, sufriendo sin morir, sufriendo hasta que ella decidió terminar el dolor.Sentí el metal frío de este en la palma de mi mano. Empuje la puerta con miedo.
Mi hija, mi mundo, mi vida entera, había acabado.
Me quedé estático en el marco de la puerta. No hice ni el más mínimo movimiento.
Un minuto...
Cinco minutos...
Diez minutos...
Quince minutos pasaron hasta que reaccioné.Todos mis movimientos eran lentos y con sumo cuidado... hasta que estuve al lado del cuerpo de mi hija. Me abalancé sobre éste y lo abracé con todas mis fuerzas mientras sollozaba y lágrimas saladas caían por mis mejillas, haciendo surcos de humedad.
El tacto frío de au piel me hizo estremecer, un escalofrío recorrió toda mi espalda, pero no me moví en absoluto.
Mis dedos índice y corazón se posicionaros sobre el cuello de mi hija, buscando su pulso. Nada. En su muñeca. Nada. En su pecho. Nada. Acerque mi odio a su nariz buscando respiración. Nada.
Solamente tenía un cadaver en mis manos, el cadaver de mi hija, de mi vida.
-Si me escuchas, dime, que por lo menos, estás con tu madre, que está con su vestido, sonriendo y radiante como siempre, con su mismo brillo propio que tu heredaste, con esa forma de deslumbrar... ¡dime que estás con ella!¡mándame una señal! Lo que sea, cualquier cosa...- finalizó en un susurro.Mi mano acabo en su nuca, lo sentí, el agujero de la bala.
¿Con qué arma?-me pregunto e investigó toda la habitación con la mirada hasta ver la cama.
Con la misma arma con la que lo hizo mi mujer.P E R F E C T O
Duele tanto.
Siento un vacío en el pecho, en realidad, no siento nada, absolutamente nada.
No puedo pensar con claridad, pero soy consciente de mis actos.
Abrazo a mi hija por última vez y depósito un cálido beso con mis labios en su frente, como la gustaba que hiciera desde pequeña. Siempre se lo daba antes de dormir, y ya no podré hacerlo más, ya no podré escuchar su voz, ni ver su sonrisa, ni sus ojos llenos de alegría. Nunca más.No quiero volver a experimentar lo que sentí con su madre.
Sin darme cuenta el cañón de la pistola ya está en mi boca, siento un sabor metálico, por la sangre de mi hija, que quedó en la pistola y por el metal en si. Aprieto el gatillo que solamente había sido apretado dos veces, ahora pasarán a ser tres veces.
No veo nada, sólo veo oscuridad, mientras una sensación de frío en mis huesos aparece. Al respirar huelo a hospital, pero todo a mi alrededor está tan oscuro que no puedo ver más haya de mi nariz.
Tras un rato que para mi fueron horas, vi una luz blanca y deslumbrante a lo lejos, comencé a correr hacia ella lo más rápido que pude, y cuando estuve lo suficientemente cerca, pude ver que la luz que iluminó mi camino era el vestido blanco de mi difunta esposa.
A su derecha pude ver los ojos brillantes y llenos de alegría de mi hija, mirándome con impaciencia para que llegase a su lado.Cuando estaba a tres escasos pasos de ellas, empezó a brillar otra luz, era una puerta que se abría, y ahí, detrás de la puerta, me encontraba yo en una camilla del hospital, rodeado de algún que otro amigo, pero no estaban ni mi hija ni mi mujer, así que me dirigí hacia mi familia con paso decidido.
Las dos personas que más me importaban abrieron sus brazos, y me lancé a ellos y cuando estos me tocaron, sentí un calor por todo mi cuerpo que hizo desaparecer esa sensación de frío en mis huesos, un breve pitido que eliminó cualquier tipo de silencio, el olor a hospital cambió por el olor de comida casera que mi esposa cocinaba cuando yo tenía que trabajar demasiado; nos solíamos repartir las tareas, y eso nos encantaba a ambos.
Creo que mi momento favorito con mi mujer, fue cuando yo estaba fregando los platos del desayuno, mientras ella cocinaba la comida de hoy.
Su gran barriga de embarazada de 7 meses ya era muy notable, pero me seguía encantando su físico. Para mi era simplemente perfecta, tan compleja, que cada día descubría una cosa nueva sobre ella, una aventura nueva, era un mundo, y cuando me dijo que si, ella se convirtió en mi mundo, y yo me convertí en el hombre más feliz del mundo.Mi hija me sigue abrazando y mi mujer me besa con sus labios rosas, dulces y brillantes, pequeños y carnosos.
Veo como cierra sus ojos mieles y sus negras, largas y abundantes pestañas se unían para crear una gran fila negra sobre sus ojos.Parecía tan tranquila como cuando dormía, la echaba demasiado de menos.
Extrañé cada uno de sus pequeños detalles que me hacía sentir completo.
Al fin la tenía junto a mí otra vez, y con nuestra hija.
Me separo de mi mujer, y los tres nos abrazamos, quedando mi esposa entre mi niña y yo, supongo que por ser a la que más hemos echado de menos.
Otra luz, de color amarillenta, apareció lejos de nosotros.
Cruzamos miradas y sonreímos a la par que asentíamos.
Y nos fuimos hacia esta, todos juntos, como la familia que una vez fuimos.
•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•Primer capítulo con más de mil palabras, y es el primero en acabar de forma... bonita, porque feliz exactamente no es, pero espero que apoyéis esto mucho ya que me ha costado mucho escribirlo.
¿Os gusta que las historias estén relacionadas? ¿Queréis capítulos así de largos, más cortos o ambos?
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Historias de sucidios
Non-Fiction•~ Ella simplemente les dedico su última sonrisa y saltó~• >>Historias de suicidios<< Hermosa portada hecha por: _Nightmore_