Capítulo 9

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La primera hora ya había acabado dando inicio a la salida recreativa con la odiosa profesora de educación física y el gruñón profesor de matemáticas.

Más conocido como el lindo y caliente profesor del instituto Rashdowns.

Un cuerpo fornido y varonil inmediatamente bloqueo mi campo de visión, en su rostro no había indicios de emoción alguna, sus ojeras delataban lo poco que había descansado. Al parecer seguía de pésimo humor, y lo podía asegurar por la mirada fulminante que le dedicaba a Jack y su grupo de amigos.

Todos inmediatamente recogieron sus morrales del sucio y polvoriento piso, fila a fila saliendo de sus correspondientes lugares. Logre salir de mi lugar tratando de escapar de la tarea que tenía que me correspondía entregar el día de hoy, faltaban unos cuantos metros para atravesar el umbral de la puerta y quedar totalmente libre.

Con la esperanza a flor de piel, mis pies se posicionaron en el umbral de la puerta, quedando libre de tarea alguna.

Error.

Mis pies no lograron pasar el umbral de la puerta, la voz de Eideen retumbaba por todo el establecimiento estudiantil.

— Creo que se le olvido algo, señorita.... — musito suavemente para luego agarrar la lista que se encontraba apoyada sobre el escritorio. —Larsson.

Mi rostro era todo un poema. Me había besado, me había acariciado, incluso había hecho una escena de celos el día anterior. ¡Pero no lograba recordar mi maldito apellido!

Se lo dejaría pasar, luego me vengaría. Ahora el asunto era, entregar o no los ejercicios copiados de Jack. Con paso firme me dirigí hacia el escritorio de Eideen y coloqué los ejercicios copiados en su escritorio, después de todo era mejor entregar eso que recibir un uno. La mera verdad es que era pésima para las matemáticas y los cálculos avanzados, pero tenía la esperanza de graduarme sin siquiera saber el teorema de Ruffini.

Suplicaba a todos los santos que se encontraban en el cielo para que Jack haya hecho bien los ejercicios, pero mis suplicas se multiplicaron por cuatro cuando Eideen retenia a Jack y su grupo inseparable de amigos.

Houston tenemos un problema.

No viviría después de contarle a papá el uno en matemáticas.

Pero sorprendentemente los santos habían logrado escuchar mis suplicas, en el mismo instante que el grupo de Jack sacaba sus ejercicios, Lidia; la profesora de educación física ingresaba a paso acelerado por la entrada.

¡ME HABÍA SALVADO!

Una sonrisa se plasmó en mi rostro al mismo tiempo que unos hoyuelos se posicionaban en mis mejillas.

Lamentablemente todo lo bueno tenía un fin. La chillona voz de Lidia resonaba por toda la zona, estaba segura de que los autos de la calle escuchaban su molesta y penetrante voz, todos los alumnos restantes escapamos a una velocidad nunca antes vista en toda la historia del colegio. Una vez que todos se encontraban en los asientos correspondimos el micro dio marcha al mismo tiempo que colocaba una canción de la radio.

Luego de unas tres canciones la estación cambio siendo reemplazada por una estación que se dedicaba a pasar solamente canciones de cumbia. Bella levanto su cuerpo y lo posiciono en medio del pasillo, empezando a menear las caderas de arriba hacia abajo.

Mi mirada era de terror, Eideen y Lidia se encontraban en los primeros asientos del bus, con un leve inclina miento de cabeza Bella sería descubierta. Mis brazos lograron rodear su muñeca y jalarla, pero al tener más fuerza consiguió liberarse de mí y obtener como resultado a mi precioso trasero en frio piso. Mi rostro quedo posicionado de una forma que me daba el acceso perfecto para admirar los primeros asientos del bus, inmediatamente desee nunca haber posado mi mirada en ese sitio.

Los labios de Lidia se encontraban sumamente cerca de la oreja de Eideen y ni hablar de sus cuerpos. Al mismo tiempo las manos de Lidia se encontraban en el muslo de Eideen acariciando en forma circular, pero luego de analizar todas las escenas, lo peor definitivamente era la sonrisa que se lograban asomar en los labios de Eideen.

Sacudí mi cabeza intentando borrar esa escena de mi mente, pero se me era imposible. Corrí la mirada hacia Bella y sorprendentemente seguía bailando muy a gusto con Kenneth, el mejor amigo de Jack. Esto en vez de un bus parecía más bien un club nocturno.

Mi mente se carcomida por dentro, no lograba dejar de pensar en Eideen y su risa causada por Lidia.

Sujete el brazo de Jack al mismo tiempo que me daba media vuelta para colocar sus manos en mi cintura y comenzar a restregar mi trasero sobre su querido amigo que se encontraba allí, uno cuantos centímetros más abajo. Poco a poco se iban sumando más integrantes hacia el corredor, parejas un tanto sudorosas se iban formando y bailando con forme a los temas que iban pasando en la estación.

¿Quién necesitaba pensar en la irritante escena de Lidia y Eideen cuando tenía a un bombón dispuesto a bailar teniendo en claro las consecuencias?

Poco a poco el mini Jackie iba creciendo formando un bulto en la parte trasera, lo podía sentir a la perfección. Esto empezaba a incomodar, en cualquier momento uno de los dos podía voltear y seríamos descubiertos.

Intenté separarme cinco veces, pero siempre obtenía la misma respuesta: cinco minutos más.

Lo pensé varios segundos y llegué a la conclusión de que no le haría daño a nadie.

Pero lamentablemente al universo le encantaba contradecirme. Todo paso en un flash de segundo, nadie se dio cuenta de que Lidia se encontraba de pies con una mueca de asco.

Mi cuerpo fue separado con un movimiento brusco.

Pero la peor parte fue voltear mi rostro para ver la figura de Eideen sujetando el cuello de Jack.

Prohibido   [En pausa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora