민뷔 [DRABBLES]

둘

título: literature
extensión: 430 palabras
tipo: classmates au; fluff as fck

Taehyung mordió su lápiz un poco más, esperando que así su imaginación cediera en cooperar de una vez con la hoja a medio escribir sobre su escritorio. Ya habían transcurrido veinticinco minutos desde que la clase de literatura había comenzado, y quince desde que la profesora dictó la actividad de redactar un relato breve no ficcional, con género romántico. Casi de inmediato, la historia que bien conocía de sus abuelos llegó a su mente, siendo una muy buena idea al principio. Pero ahora, que se quedaba escaso de palabras para poder narrar los mágicos sucesos que unieron los caminos de sus abuelos, pensaba que mejor hubiera sido contar alguna de las historias de los doramas favoritos de su madre y mentir con que eran reales.

Su vista, queriendo huir un momento de los tres únicos párrafos que su cerebro pudo exprimir, recae en su compañero de banco y desde su infancia, amigo cercano: Park Jimin; quien no parecía pasar por el mismo inconveniente que él, ya que una hoja completa de su cuaderno estaba repleta de la elegante letra de su amigo, y aún así su mano seguía moviéndose con euforia por el papel, cómo si las palabras que trazaba con su mano hace tiempo hubieran estado alojadas en su mente y este era el momento perfecto para soltarlas.

Estiró un poco más su cuello, siendo que a sus dieciséis años de edad ambos poseían la misma estatura y no podía arreglárselas para verlo desde arriba.
"Mi persona especial" leyó el que parecía ser el título, y algo se revolvió en su estómago. ¿Jimin tenia a alguien especial- especial? ¿en el sentido romántico? No es que Taehyung no notara que varias chicas a veces murmuraban lo tierno y adorable que se veia Jimin con sus regordetas mejillas y finos cabellos negros, pero al estar casi las veinticuatro horas del día junto a él, pensaba que sabía todo sobre el otro. ¿Y ahora, de repente, Jimin estaba enamorado de alguien?
Estuvo tan metido en sus pensamientos, que no notó cuando Jimin se giró y le descubrió espiando su relato. Sólo volvió en sí cuando en un movimiento brusco por querer ocultar de la vista ajena sus escritos, Jimin había tirado su bolígrafo al piso. Fue entonces cuando, entre sonrojos y balbuceos, alcanzó a leer las letras bien dibujadas de su nombre sobre el papel antes de que su amigo las ocultara con su cuerpo extendido sobre su mesa individual.

Y es así como luego la clase de literatura acabó, con dos jóvenes sonrojados completamente y una profesora con dos trabajos faltantes.