III

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Bajo las escaleras, pasando frente un espejo con el abrigo en mano. Me he cambiado la blusa roja y los pantalones llenos de barro por un vestido de algodón negro de tirantes. Cuando llego al vestíbulo veo a Namjoon mordisqueando un lápiz en el sofá. Tiene veinticinco años y a tan temprana edad se vio obligado a cuidar de dos adolescentes huérfanos. Sonrío cuando sus ojos se posan en mí.

- He quedado con Minha.

- Diviértete. - sonríe. De golpe su sonrisa se esfuma- Espera, ya sé. No vayas a dormir tarde, mañana hay clase.

- Muy bien tío Nam. - rio; él hace un gesto con la mano, quitándole importancia.

Cuando abro la puerta, aún con la sonrisa en mis labios, me encuentro con la persona que menos esperaba en el rellano.

- Oh. - susurro perpleja.

- Lo siento, iba a llamar. - dice Taehyung- Quería disculparme por haber... desaparecido antes. Sé que ha sido raro.

- Tranquilo, lo entiendo. - digo recuperada del shock- La sangre te da asco.

- Algo parecido. - ríe él. Nos miramos nuevamente, y me doy cuenta de que un pequeño lunar reposa en su nariz adorablemente- ¿Que tal la herida?

- ¡Bien! Bien, era solo un raspón. ¿Como has sabido donde vivo?

- Es un pueblo pequeño. He preguntado a la primera persona con la que me he cruzado- sonríe- He pensado que querrías recuperar esto.

- Vaya...- digo cogiendo el diario de cubiertas de cuero azul marino que me extiende- se me habrá caído antes. Gracias.

- Tranquila, no lo he leído. - yo rio, pero él lo dice en serio.

- ¿No? ¿Porque no? La mayoría lo habría hecho.

- Pues... no lo sé, probablemente porque a mí tampoco me gustaría que alguien leyese el mío. - responde entrecerrando los ojos.

- ¿Escribes un diario? - levanto las cejas. Nunca lo hubiese pensado de un chico como él.

- Si, si no anoto las cosas se me olvidan. Los recuerdos son muy importantes.

- Si. - le observo con admiración. Luego miro las escaleras- Voy a... no te quedes fuera.

- Estoy bien. - dice aún desde el rellano cuando dejo el diario sobre un mueble del vestíbulo. Saco la cabeza por la puerta- Perdona. ¿Habías quedado?

- Si, he quedado con una amiga. - cierro la puerta a mi paso y recojo todo el coraje del que dispongo- Quieres... quieres venir?

. . .

Cuando entro al Grill acompañada por Taehyung todas las miradas caen sobre nosotros. Diviso a Minha sentada con Jin, los dos con cara de sorpresa, y a Dahyun jugando al billar con un grupo de chicos. Noto un deje de envidia en su rostro antes de que, finalmente, sonría. Jin le comenta algo a Minha y se nos acerca. Hace frío, pero el sólo lleva una camiseta de manga corta gris jaspeado, que se arrapa a sus anchos hombros.

- Hola, me llamo Seokjin. - dice tendiendo una mano a mi acompañante- Mucho gusto.

- Hola. - se dan la mano- Taehyung.

- Hola. - sonrío a Jin. Él me mira, inexpresivo.

Después del momento incómodo con Jin nos reunimos con Minha, quién bombardea a Taehyung con preguntas personales de todo tipo. Dahyun también se nos acaba uniendo.

- O sea, ¿que naciste aquí? - dice Minha.

- Si, nos fuimos cuando era un niño. - dice él, quién parece cómodo aun siendo sometido a un interrogatorio.

- ¿Y tus padres? - pregunta Dahyun.

- Mis padres murieron. - asiente. Le miro con el corazón oprimido.

- Lo siento. - digo. Él sonríe- ¿Tienes hermanos?

- Ninguno con el que me hable. Vivo con mi tío.

- Anda, Tae, ¡cómo eres nuevo no debes saber que mañana hay una fiesta! - exclama Dahyun, rompiendo una especie de conexión empática que había creado en mi cabeza con Taehyung. Arrugo la nariz ante el mote repentino de la rubia.

- Es por el inicio de curso. - se explica Minha. Taheyung centra su atención en mí.

- ¿Irás? - pregunta.

- ¡Claro que irá! - responde Minha por mí con una sonrisa. Yo río, poniendo un mechón de pelo tras mi oreja.

. . .

- La batalla que tuvo lugar después de la guerra civil aquí, ¿cuántas bajas produjo por combate? - el señor Han dispara una de sus preguntas sin respuesta lógica- ¿Señorita Min Ha Ri?

- Mmm...- Minha deja de garabatear en su libreta y levanta la vista- ¿Muchas? - los estudiantes ríen- No lo sé, un montón.

- Una gracia se convierte en una tontería al acto, Minha. - dice el señor Han malhumorado, como siempre- Señor Kim Seok Jin, ¿quiere aprovechar la oportunidad de desterrar su reputación de deportista?

- Da igual señor Han, me gusta. - dice Jin desde la última fila, Otra oleada de carcajadas llena el aula.

- Hyorin, seguro que tú puedes hablar de los hechos históricos más importantes del pueblo. - me quedo en blanco al escuchar mi nombre.

- Lo siento, no lo sé. - me mira, atónito.

- Fui indulgente contigo el curso pasado por razones obvias, Hyorin. - dice apuntándome con el dedo amenazadoramente- Pero las excusas se han acabado con las vacaciones de verano.

Aparto la mirada, avergonzada y frustrada a la vez. EL señor Han nunca había sido de mi agrado, pero escuchar eso de su rasposa voz impertinente me enciende.

- Hubo trescientas cuarenta y seis bajas, a no ser que cuenten las víctimas civiles. - la grave voz de Taehyung rompe el silencio que se había apoderada de la clase.

- Correcto. - el señor Tanner deja de apuntarme- Te llamas...?

- Jeon. Jeon Taehyung. - sonrío al escuchar por primera vez su apellido.

- Jeon. - dice él- Algun parentesco con los primeros colonos?

- Lejano. - responde Taehyung con una falsa sonrisa después de pensarlo un poco.

- Muy bien. - asiente el profesor- Excepto porque no hubo víctimas Civiles en esta batalla.

- Lo cierto es que hubo veintisiete, señor. - aclara Taehyung- Soldados confederados dispararon contra la Iglesia pensando que ocultaban armamento en su interior. Se equivocaban. Fue una noche sangrienta. Los archivos de los fundadores están guardados en el ayuntamiento, si desea ponerse al día con su información, señor Han.

Las carcajadas se hacen presentes nuevamente en el aula, las mías incluidas. Taheyung y el profesor Han intercambian miradas incómodas durante el resto de la clase.

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