Con toda sinceridad, pensé que tardaría más en hablar sobre Sócrates en este lugar, pero no sé porque la filosofía me llama.
En fin. El objetivo principal de este ejercicio podrá leerse trillado por la cantidad de veces que se repite en cientos de libros, talleres, blogs (que no lo voy a poner en cursiva porque la RAE lo acepta); pero que por alguna razón es uno de los principales errores que cometen los escritores noveles en sus historias.
¿Qué cosa son los tres filtros (o tamices, o rejas, o cualquier cosa que detenga el paso de las cosas)? ¿Quién fue Sócrates? ¿Quién es el amor de tu vida?
La buena noticia es que tengo respuesta a las dos primeras preguntas.
El cuento: Los tres filtros de Sócrates
Sí, sí, tengo que contar la historia o este artículo tendría graves problemas para comprenderse. De todos modos tampoco es tan largo. Atento.
Un discípulo llegó muy agitado a la casa de Sócrates y empezó a hablar de esta manera:
—¡Maestro! Quiero contarte cómo un amigo tuyo estuvo hablando de ti con malevolencia...
Sócrates lo interrumpió diciendo:
—¡Espera! ¿Ya hiciste pasar a través de los Tres Filtros lo que me vas a decir?
—¿Los Tres Filtros?
—Sí —replicó Sócrates—. El primer filtro es el de la verdad. ¿Ya examinaste con cuidado si lo que me quieres decir es verdadero en todos sus puntos?
—No, lo oí decir a algunos vecinos, pero...
—Pero al menos lo hiciste pasar por el segundo filtro, que es el de la bondad. ¿Lo que me quieres decir es, al menos, bueno?
—No, al contrario...
—¡Ah! —interrumpió Sócrates—. Entonces vamos al último filtro. ¿Es necesario que me cuentes eso?
—No, para ser sincero, no lo es.
—Entonces. —Sonrió el sabio. —Si no es verdadero, ni bueno, ni necesario, sepultémoslo en el olvido.
Lo sé, el relato no ganará un nobel. De hecho, ni siquiera sé si tiene un autor (de tenerlo, aunque estoy bastante seguro que no, déjalo en los comentarios y con gusto pongo sus créditos); sin embargo, el mensaje detrás de él está bastante claro, ¿o no?
¿Cómo usar esto en la literatura?
Nada más sencillo como regresar y notas las letras marcadas en negro. Analicemos esto más a fondo.
Primer filtro: Un buen escrito debe ser verdadero
Lo sé, es una fea paradoja, sobre todo para nosotros que escribimos ficción especulativa. Juan Rulfo define la literatura como una mentira que dice la verdad. Más allá de lo que se pueda decir sobre eso, añadiré algo de lo que ya hablé (más o menos) en una anterior entrada: Se deben respetar las leyes lógicas que inventaste para tu universo, para que no se rompa el pacto ficcional y hasta lo más inverosímil suene creíble.
¿Cuál es la otra cara de la moneda?
Historias basadas en mentiras, como habrás inferido. Saltarse el filtro de lo verdadero produce relatos que no tocan al lector, quien sentirá que el mayor valor que puede obtener de tu obra es que sirva de mousepad. También te hará quedar como un improvisado, como alguien que no puede ni seguir sus propias normas; en fin.
Segundo filtro: Un buen escrito solo tiene cosa buenas
Vale, que BUENO no necesariamente significa bondad. En el caso que hoy nos ocupa, bueno es sinónimo de interesante, gustoso, agradable, divertido (y otras variables regionales como "paja"). Porque claro, si el bueno del tamiz, significara bueno en la novela, nuestro protagonista se la pasaría las 800 páginas de vacaciones con su esposa, la modelo y actriz rusa de cuerpo despampanante y mirada de femme fatal.
Una buena novela (o cualquier formato literario que escribas) que se precie, contiene solo elementos interesantes, que permitan mantener al lector enganchado de principio a fin. Con esto no me refiero a que para triunfar debes incluir elementos explosivos o de acción trepidante, no. Incluso un diálogo bien colocado, que demuestre la personalidad de un personaje que tendrá un papel clave en el capítulo siguiente o que nos dé pistas sobre lo que podría suceder, respondería a esa necesidad intrínseca del lector por continuar en el libro.
¿Y cómo podría fallar?
Descripciones forzadas, personajes vacíos, giros de tuerca débiles, etc. La lista es interminable.
Tercer filtro: Un escrito tiene SOLO lo necesario
Recuerda que tu libro es un gasto importante que tú (o la editorial) deberás desembolsar sin saber bien si funcionará. Recuerda que los correctores en la mayoría de los casos cobraran por palabra o por hoja, que cada letra es una gota de tinta y que cada hoja es un pedazo de árbol que muere para que tu obra viva. Vamos estos conceptos, ¿sería buena idea incluir elementos no necesarios en tu historia? ¿No verdad?
Las frases irrelevantes, inútiles, insignificantes, superfluas, redundantes y sobrantes no hacen sino una cosa: ralentizan el texto. ¿Qué no me crees? Solo observa la zarta de sinónimos que te acabo de lanzar y que dicen exactamente lo mismo (salvo contados casos contextuales).
Piensa en tu novela como una gigantesca partida de tetris en las que cada oración sea una pieza de diferente tamaño; están allí, flotando en tu mente, y tu única labor es organizarlas de manera que encajen como los engranajes de un reloj.
¿Quieres fallar?
La respuesta es muy similar a la anterior. Incluye cualquier cosa que "creas conveniente" pero que no enriquezca la trama (aunque sea muy interesante) y serás el flamante ganador de una novela que con la que nadie estará satisfecho.
¿En que elementos clave aplicarlos?
En los que desees.
¿Tienes un personaje con una línea argumental enrevesada, que de solo leerla te hace bostezar? Imagina como se sentirán quienes te leer.
¿Una de tus subtramas ralentiza toda la novela? Preguntate si es realmente necesaria,si es lo suficientemente buena y por último si se sincroniza con las leyes que estableciste con anterioridad para tu historia?
Y así hay muchas formas en las que te pueden servir: escenarios, diálogos, secuencias retrospectivas, etc.

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Palabra de escritor: consejos para escribir bonito
De TodoOtro libro de escritura creativa. Alto contenido de sarcasmo y doble sentido. Leer con precaución.