Otra vez ese dolor de cabeza , que se le estaba haciendo tan familiar últimamente. Sentía como sus tímpanos retumbaban en un zumbido que desprendía una descarga de dolor directa a su cabeza.
Abrió los ojos tratando de acostumbrarse a la luz, y cuando intentó abrir su boca para decir el nombre de esa persona que recientemente estaba tan presente en su vida, sintió un líquido amargo subir por su garganta. Instintivamente se levanto y fue corriendo al lavabo. Donde devolvió todo lo que su estómago retenía.
Cuando sintió que las arcadas terminaron, se levanto del suelo para lavarse la boca y tratar de quitarse de encima esa sensación de pesadez.
Al mirarse al espejo, como un flashback recordo la manera en la que la había cagado jodidamente bien.
¿Por qué aún seguía él presente? ¿Como miraría a Jimin al rostro? ¿Como debería pedir culpas? ¿Y si Jimin ya no quería saber de él? ¿Y si realmente Jimin se hubiese dado cuenta que él no valía tanto? ¿Y si...
-Channie, ¿Que haces? -aquella era la voz de Jimin, hablándole desde el marco de la puerta.- Si no te das prisa el desayuno se te va a enfriar.
-Yo...ahora bajo.
Y él aún seguía ahí, por primer vez en tanto tiempo sintió otra vez esa calidez de sentirse querido. Claro que los demás integrantes del grupo le demostraban su cariño, pero el amor que Jimin le transmitía era diferente era un amor de pareja. Y entonces entendio que debía cuidarlo, porque de alguna forma a pesar de sentir algo por Kyungsoo, el pelirosa había conseguido agitar su corazón.
Ahora se veía incapaz de dejar de observar la sonrisa de Jimin. Jamás sobreviviría sin poder ver como sus ojos desaparecían detrás de sus mejillas convirtiéndose en una línea. Simplemente se había vuelto dependiente de Jimin, y aunque eso era malo, podía convivir con ello.