adios

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Mi miedo más grande era decir adiós, y hoy lo hice. Con el corazón en la mano y con un nudo en la garganta, me di la media vuelta sin decir nada más que aquí es donde se termina. Mientras mi corazón se partía en mil pedazos, mis pies encontraron la manera de alejarme de él. Mis lágrimas acariciaron mis mejillas lentamente y  mi mente solo trataba de comprender si tome la mejor decisión. Por más que lo intente, no era nuestro tiempo. Quizás yo nos falle, quizás fui yo quien nunca amo, quizás me perdí en la maldita costumbre. Quizás esperaba mucho de él aún cuando ya tenía tanto que ofrecer, quizás todo eso se convirtió en la costumbre que no quise perder. Fue mi culpa, lo sé, por esperar tanto, por desear una historia como de película aún teniendo la mejor historia de amor. El me amaba y yo, yo fui una estupida que nunca vio lo que tenía enfrente. Traté de no esperar tanto, pero mis ojos y mente deseaban con fervor un amor de telenovela. El era perfecto, mucho mejor que cualquier otro y me enamore completamente. Quizás la razón más grande fue el verlo arrodillado ante a mi con una pequeña caja roja en su mano. No estaba lista para recibir todo el amor que tenía por ofrecer. En mis ojos no se reflejaba la misma visión, esa la del vestido blanco junto al esmoquin negro. El soñaba con siempre tenerme a su lado, y yo salí corriendo porque no estaba lista. Me dio miedo oír todas sus dulces palabras, sus palabras tan sinceras. No lo merecía. A su lado fui muy feliz, pero le falle. Le falle de la peor manera, y hoy me voy sin pedirle perdón, sin un último beso. Hoy me voy con su corazón arrastrando detrás de mi y con sus lágrimas en mis manos

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