Capítulo I

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Inspirado en "The Things We Do For Love" de 10cc.

Adaptado a episodios 69 y 70.

Capítulo único

No lo podía creer, ni por un momento en sus descabellados sueños pensó que un día como cualquier otro, sí más, sin avisar y como sorpresa él llegara repentinamente. Debe admitirlo, muchas veces imaginó que Florencio, Vitto o cualquiera que pasara cerca de la entrada, le llamara para decirle que su abuela o Felipe estaban ahí para visitarlo, vivir esa fantasía le era difícil de creer.

—¡Felipe! —exclamó con gran felicidad.

Quería mucho a Felipe, más que a un amigo, era un hermano para él. Muchos chicos en Álamo Seco les veían algo extrañados al ver cuánta fraternidad mostraba su relación, tal vez llegaban a pensar que entre ellos pasaba desapercibida otro tipo de cercanía, otro tipo de relación. Para Gabo aquello se trataba de una suposición y rumor estúpido, ¿cómo podían pensar que con Felipe tenían algo más que amistad? Estaban locos sin duda.

Probablemente se comportaban algo ¿cariñosos? Realmente no sabía cuál era la palabra que estaba buscando; las demostraciones de afecto eran normales entre las mujeres, ¿por qué entre hombres no lo era? Ricky y Dedé se abrazaban constantemente, bueno, no era exactamente un abrazo, la mayoría de veces se trataba de una toma de asfixia o algo que iniciaría una infantil e inofensiva pelea. Infló sus mejillas al darse cuenta que justificar la cercanía con su mejor amigo no tenía coherencia.

—¿Me estás escuchando, Gabo? —preguntó tratando de llamar su atención. Sin duda se hallaba divagando entre pensamientos propios, que olvidó aquella charla con Felipe sobre el porqué de su inesperada visita.

—Sí —contestó cabizbajo para que el rubio lo mirara con el ceño fruncido—, sí te estaba poniendo atención —torció la boca, le conocía muy bien—, bueno no te escuché. Seguí hablando.

El nueve de Álamo Seco le contó la propuesta. Todo se tornaría feliz y sencillo si su amigo sólo dijera una pequeña palabra, «decí que sí, Gabo, dale, aceptá la oferta y todo será como antes» rogó para sus adentros.

—Tiene que ser ahora —dijo con firmeza.

La propuesta de Felipe dejó consternación en él, hacerse occiso o encontrar más tiempo no era opción. Estaba en frente y lo miraba con tanta desesperación y esperanza porque aceptara.

Felipe lo había apoyado para venir al IAD, y ahora debía hacer lo mismo, pero luego estaban los Halcones Dorados que le dieron la oportunidad de vivir su gran sueño.

¿Qué hay que hacer en momentos como éste?

Por suerte su amigo le dio tiempo, «tiempo, es lo único que necesito», así pensaría minuciosamente qué hacer. Tal vez si fuese al termino de la Intercopa, ambos podrían jugar juntos una vez más. Aunque ya estaba totalmente adaptado al juego de sus amigos, confiaba que su versatilidad le ayudara para estar de nuevo con Felipe... Jugando, claro, sólo jugando para el mismo equipo. Sacudió sus hombros y su mano palpó la frente propia, acompañado de la parsimonia respiración que poseía, delató indecisión, y exasperación por encontrar algún tipo de respuesta. Casi una incertidumbre.

Las palabras de Felipe se convirtieron en un gran peso que repetía una y otra vez en su mente. «Es sencillo, Gabo. ¿Dejarías el IAD por mí, sí o no?» Se sentó un momento para meditar lo sucedido. Esa condición que le pusieron no era justa, mucho menos a sabiendas que estaba aún en el campeonato. —¿Por qué todo tiene que ser tan difícil? —preguntó para sí mismo.

No supo cuánto tardó ni mucho menos cómo llegó a tal respuesta, pero ya había decidido. Prontamente el momento de mirarlo​ a los ojos y decirle que no iría. Pero fue diferente hacerlo a pensarlo.

The things we do for loveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora