—¿Qué significa ésto? —dijo Isabel entrando a la cafetería—. Gabo, ¿tenés algo que decirme?; Hace más de diez minutos que ése vídeo se está exponiendo en el auditorio y en los demás salones.
—¿Hace más de diez minutos! —espetó patidifuso—. Isabel, yo le juro que no tuve nada que ver; yo no fui el que puso ese vídeo.
—Gabo... —La directora miró a todos los alumnos presentes que espectantes, veían la reprimenda—. Vení conmigo.
Al menos no lo había retado frente a todos los que estaban en la cafetería, mas eso no cambiaba que lo hiciera en la sala de profesores, a donde justamente la acompañaba.
—Isabel, antes de que me diga algo, yo le prometo que no puse el vídeo. Debió ser... «No le podés decir que fue Camilo, ¿o sí?»
—¿Quién? —preguntó arqueando una ceja.
—No lo sé —contestó reasignado; lo último que necesitaba era generar más problemas con Camilo que involucrara al IAD directamente.
—Mirá, Gabo —continuó ignorando su respuesta—, éste asunto no es fácil.
—Pero usted debe creerme; ¡yo no lo hice!, debió ser alguien más, o no lo sé. Yo se lo juro —Gabo comenzó a hablar a una rapidez impresionante, confundiendo terriblemente a Isabel.
—Está bien, está bien —interrumpió con una mano en la frente—; voy a creer en vos —el diez sonrió inevitablemente—, pero lo que dijiste en el vídeo es muy grave. Estabas hablando de dejar los Halcones antes de la final, e irte a otro equipo con tu amigo. Tenés que entender que no puedo dejar pasar éste asunto; —suspiró—, podés retirarte.
—No entiendo —respondió confundido—, usted dijo que no iba a poder dejar pasar éste asunto... ¿Significa que no me va a castigar? —preguntó con una ligera esperanza de que ella le dijera que estaba en lo correcto.
—Significa que voy a evaluar el asunto con Francisco.
—¿Con Francisco?
—Sí —apretó su labio inferior—, él vió todo el vídeo y al ser el técnico, le compete éste asunto.
—¿Cómo? —dijo— ¿Francisco vio el vídeo?
—La mayoría lo vio —respondió cortante. Notó que la directora estaba cansada del tema; probablemente tendría cosas más importantes para atender.
—Entiendo —lamió sus labios y salió en completo silencio de la sala de profesores.
Atravesar el hall le fue totalmente incómodo; la mayoría le observaba con recelo, otros sólo denotaban decepción hacia Gabo y algunos se burlaban de él, murmurando e insinuando algún tipo de relación amorosa con Felipe, lo cual le incomodaba aún más.
Su mente se convirtió en un lío. No quería permanecer un minuto más siendo el centro de atención; intentó encontrar a Ricky y Dedé en la cafetería —justo donde minutos antes los había dejado—, pero ya no se encontraban allí. «Seguro que no me quieren ver más.»
Entendería cualquier reacción por parte de sus amigos, no estaba en condiciones de reprochar o exigir ser comprendido; sabía que después de la exposición del vídeo, el entrenamiento sería una tortura total, y mayormente por un Lorenzo enojado en su totalidad. Merecía todo eso y más; sus acciones siempre traerían consecuencias, buenas o malas. Él le gritó a Felipe que abandonaría a los Halcones en un impulso por retenerlo, ahora debía aceptar la ira de sus compañeros.Gracias al bullicio generado por Isabel, y él mismo, claro; decidió irse lejos del hall, sólo en su habitación estaría seguro. No quería ir a entrenar, ni deseaba encontrarse con un Halcón, mas...
—Ricky, Dedé... —Abrió su boca sin decir palabra alguna. Estaba pasmado, no esperaba encontrarlos al entrar.
Ricky se encontraba sentado en la cama del brasileño, tenía un balón de fútbol en sus manos, lo giraba con el entrecejo fruncido; Dedé, por otra parte, veía inexpresivo al diez aún parado en la puerta.
—Escuchen...
—Gabo, no queremos oírte —interrumpió Ricky.
—Pero, déjenme explicarles.
—Con el vídeo que vimos ya tenemos suficiente —contestó Dedé.
—Bueno, aunque no quieran escucharme, igual voy a hablar —sentenció—; lo que le dije a Felipe fue por un impulso —mintió, ni él sabía el porqué de ese arrebato—. Ustedes saben cómo pasaron las cosas; si vos, Ricky, llegaras a perder a Dedé —hizo una mueca de asco, al igual que el brasilero, ante lo cual Gabo rió—, como amigo, no como otra cosa.
—Ahh, —respondieron los dos al unísono.
—Si vos lo llegaras a perder, ¿no querrías recuperarlo? —Ricky asintió apretando la mandíbula—. Les pido que me entiendan; yo no voy a dejar a los Halcones.
Esa noche no pudo dormir, lo peor era que su insomnio se había vuelto algo cotidiano, por lo cual estaba totalmente cansado en las clases, y en los entrenamientos...
—¡Dejame en paz, Lorenzo! —gritó mientras corrían.
—No te voy a dejar en paz hasta que me expliques qué fue eso de dejar a los Halcones...
—¿Querés saber qué fue eso? —Dejó de correr para mirarlo a los ojos, el mexicano lo observó detenidamente, toda su actitud le decía que quería saber qué había pasado desesperadamente—. Preguntale a Felipe —el diez siguió corriendo mientras Lorenzo sonreía satisfecho. «Eso era todo lo que quería escuchar. Tus deseos son órdenes, Gabo.» Oh, sí, ahora no sabía lo que le esperaba. Sin borrar la sonrisa de su rostro, continuó corriendo. «Qué gusto me va a dar hablar contigo, Felipe.»
—¡Cubrilo, Ciro! —gritó Félix—. ¡Cubrilo!
No había duda, las Águilas vencerían a los Halcones; pero... eso no lo hacía olvidar la traición de Ezequiel y cómo Gabo lo reto. Si esto ayudaba a que el diez entrara roto a la cancha, así sería, pero si podía incrementar la tensión entre el delantero y Felipe, no iba a desaprovechar la información.
—Felipe —llamó mientras corría. El entrenamiento no tardó en terminar, y Camilo no dejó pasar su oportunidad para hablar con él—. ¿Tenés un minuto? —Sonrió de oreja a oreja.
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The things we do for love
FanfictionLas cosas que hacemos por amor. (Songfic/Shortfic) (Felipe/Gabo) [Terminada] -Inspirado en "The Things We Do For Love" de 10cc-